RECLAMACIÓN. Mansilla protesta un posible penalti mientras que el meta Dani le mira sorprendido. / ANTONIO VÁZQUEZ
Cádiz C.F.

El Cádiz pincha en hueso

El Jaén bloquea a los amarillos y se lleva un merecido empate de Carranza La distancia con el segundo aumenta a diez puntos tras el pinchazo del Poli

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La constancia no fue suficiente. El Cádiz se encontró con un hueso, duro, irrompible, que no se descompuso en ningún momento. Y al final se quedó a medias, como el día del club. Un punto con carácter positivo pues aumenta la distancia con su inmediato perseguidor, el Poli, y tacha una nueva jornada del calendario. Tras el saqueo de El Ejido, a los de Gracia les basta con ir dosificando su ventaja y pensar en un único play off que debe ser suficiente.

En el día de ayer no se puede hablar de confianza ni exceso de relajación. Simplemente, los amarillos se toparon con un rival perfectamente trabajado que tapó todas las vías de entrada. Logró una misión casi imposible, dejar sin mojar a la voraz vanguardia amarilla. Durante muchos minutos marcó el ritmo del encuentro, disfrutando de buenas ocasiones. Y sólo al final, debido al desgaste físico y a la amplitud de plantilla de los locales, se vio rendido a la superioridad cadista. Pero nada más se movió.

Mal tiempo

La tarde se mostraba desapacible. Un frío incómodo, un viento molesto, y un césped blando. Malo para los dos equipos pero algo peor para que el expone fútbol. Aún así, el Cádiz quería despedirse de sus fieles con un triunfo. Intensidad y rapidez desde el minuto uno, aunque Mansilla saltara un tanto despistado propiciando una clara ocasión de los jienenses. Toedtli compensaba la balanza con un testarazo que sacaba la defensa blanca bajo palos.

Esos primeros minutos, poco clarificadores, cedían paso a un periodo aburrido, con dos conjuntos con las ideas muy claras pero sin la capacidad final de lograr el éxito. El cuadro amarillo buscaba la meta de Dani por dos caminos: el corto, tocando por la derecha, y el largo, con balones aéreos que Toedtli bajaba con elegancia. Enfrente, el Jaén ejercía una presión temible en el centro del campo (Fleurquin y Ormazábal acabaron enredados), y mantenía su orden en defensa.

La posesión y el toque lo ponían los amarillos, pero los visitantes disfrutaban de las mejores opciones. Casilla se lucía en un par de intervenciones, y los chispazos de Toedtli eran insuficientes para cobrar ventaja.

Banquillo

Gracia cuenta con una plantilla amplia y efectiva, al contrario de la inmensa mayoría de sus adversarios. Enrique no le funciona, lleva semanas sin dar la talla, y junto a él, en su asiento, se encuentra uno de los mejores dribladores de la categoría. López Silva revolucionaba con su electricidad el choque, en un inicio prometedor que de nuevo se fue diluyendo.

Caballero cabeceaba arriba un buen centro de Fleurquin, y Toedtli rondaba el gol en un remate que nunca llegó. Nada. El Jaén no se descomponía. Seguía a lo suyo, provocando continuas imprecisiones en sus rivales hasta sacarlo de quicio.

El duelo entraba de nuevo en ese ritmo cansino, impreciso, en el que se movían de forma excelente los pupilos de Terrazas (al final, un clon del Marbella). Por fortuna, este Cádiz tan equilibrado cuenta con un portero que sigue ganando puntos, en su casillero y en el del equipo. Una palomita cuando el balón buscaba la escuadra rescataba al menos uno para los amarillos.

La lluvia, el viento y el césped comenzaban a hacer mella en las piernas de los protagonistas. Los de casa se refrescaban con los cambios de Barreiro y Fran, que se hacía con el mando del equipo. Además, hay que contar con Cristian, que termina todos los partidos con el tanque repleto de gasolina. Jaleado por una afición entusiasta (y a veces demasiado exigente), el Cádiz encerraba al Jaén y rondaba el gol. Los centros desde la banda derecha y las jugadas de estrategia, con el gigantón Mansilla como ariete, no encontraban su premio. Y al final, la cosa acabó como empezó.

O incluso mejor. A estas alturas, un empate en Carranza puede hasta resultar provechoso. El tropiezo del Poli en Marbella demuestra que los demás ya se han puesto las pilas. Son diez puntos de diferencia. Un abismo que parece insalvable. Nadie puede creer que este Cádiz puede perder tantos puntos de una tacada. Y que el Poli sea capaz de sumarlos.