Opinion

Exabrupto republicano

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l lema pronunciado por el diputado de Ezquerra Republicana, Joan Tardá, en el transcurso de un acto en el que las juventudes de dicha formación representaron el entierro de la Constitución, constituye una provocación imperdonable en boca de un miembro de las Cortes Generales. No han sido los medios de comunicación, como sostienen Tardá y su partido, quienes han sacado de contexto el exabrupto «muerte al Borbón». Fue en todo caso el incontenible diputado quien hizo uso de un lema que «se remonta a la Guerra de Sucesión contra Felipe V» para mostrarse radical ante los más jóvenes de ERC con un gesto intencionado contra la Corona como institución constitucional y contra la dinastía que la encarna. Las palabras de Tardá no constituyen una crítica hacia la Monarquía, sino un ataque burdo que alienta la ignorancia y los más bajos instintos. Además, su literalidad no expresa un deseo; constituye un llamamiento que, aunque se hubiese pronunciado en el pasado, adquiere hoy una connotación inequívoca que difícilmente podría considerarse amparada por la inviolabilidad que asiste a los diputados. El juicio más benévolo que podría merecer la conducta de Joan Tardá tendría que concluir calificándola de manifestación de inmadurez democrática y personal. Pero lo preocupante es que ERC haya aprovechado la ocasión para señalar que en su intervención Tardá afirmó que «a lo largo de la historia la monarquía borbónica ha sido un obstáculo para alcanzar una plena democracia», y que los catalanes no podrán conocer una libertad plena «hasta que puedan constituir la República Catalana». La reivindicación de la república y las aspiraciones independentistas encuentran su cauce de expresión en el marco de libertades constitucionalmente garantizado. Pero tan drástico cuestionamiento del modelo de estado consagrado por la Constitución, condicionando la realización de la democracia a la previa abolición de la Monarquía y la vivencia de la libertad a la consecución de un Estado propio para Cataluña, sitúa a dicha formación en una posición tan extrema que resulta difícil de compatibilizar con las responsabilidades de gobierno que ostenta en dicha comunidad autónoma. Si las palabras de Tardá provocan indignación, las explicaciones de su partido afectan directamente a la naturaleza constitucional de una institución del Estado como es el Gobierno de la Generalitat.