REZO. Peregrinos musulmanes bloqueados por las protestas de la oposición rezan en el aeropuerto de Bangkok. / AFP
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La crisis turística acecha a Tailandia, paralizada por el cierre de los aeropuertos

Las protestas de los miles de manifestantes en Bangkok provocan pérdidas de más de 4.700 millones de euros en plena temporada alta

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Tailandia podría perder entre 2.914 y 4.728 millones de euros si continúa hasta diciembre la actual parálisis que sufre el país, motivada por el cierre de los dos aeropuertos de Bangkok por parte de miles de manifestantes que piden la dimisión del primer ministro, Somchai Wongsawat.

Así lo calculan diversos expertos económicos citados ayer por el diario 'Bangkok Post', que alertan de que dicho perjuicio supone un tercio de los 12.450 millones de euros que genera cada año la potente industria turística de este exótico país del sureste asiático, que representa un 6% del Producto Interior Bruto (PIB). De hecho, el daño que ha sufrido la industria del turismo de congresos asciende ya a unos 244 millones de euros.

En plena temporada alta antes de Navidad, la ocupación del aeropuerto internacional de Bangkok supone un duro golpe para el turismo en el 'país de la sonrisa', cuya imagen internacional se ha visto notablemente empañada y puede quedar herida de muerte si se produce un baño de sangre en el desalojo de los aeródromos tomados por la oposición.

Centros neurálgicos

En este sentido, el aeropuerto internacional de Suvarnabhumi es, junto a Hong Kong y Singapur, uno de los centros neurálgicos del transporte aéreo en el continente asiático, ya que recibe cada año cuatrocientos millones de pasajeros y por él pasan setecientos vuelos diarios que han tenido que ser cancelados por las protestas de los manifestantes.

Ante la gravedad de la situación, y dando una nueva muestra de su debilidad, el Gobierno tailandés ha intentado agotar la vía del diálogo con la oposición antes de desalojar por la fuerza a las 2.500 personas que han tomado el aeropuerto doméstico de Don Muang y a las 4.000 que se han hecho con el control del internacional. «Primero la Policía abrirá conversaciones con los manifestantes. Si se niegan a marcharse, los agentes harán todo lo necesario para abrir los aeropuertos cuanto antes de manera pacífica y no violenta», aseguró a la agencia de prensa AP el portavoz del Gobierno tailandés, Nattawut Sai-Kau.

Pero no parece que los manifestantes, partidarios de la denominada Alianza Popular por la Democracia (APD), tengan la misma voluntad negociadora. «No tenemos miedo. Lucharemos hasta la muerte, no nos rendiremos y estamos preparados», alentó a la turbamulta concentrada en Don Muang uno de los cabecillas del movimiento, Somsak Kosaisuk. Tailandia vive una lucha de clases entre la oligarquía urbana, partidaria del venerado rey Bhumibol y apoyada por el Ejército, y el paupérrimo mundo rural, bastión electoral del actual Gobierno tailandés y del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, en el exilio tras ser condenado por delitos de corrupción.

Acusándolo de haber comprado los votos a los campesinos, la APD no acepta al Ejecutivo elegido en los comicios celebrados en diciembre del año pasado y propugna que sólo un 30% del Parlamento sea elegido mediante consulta popular y que el resto sea nombrado directamente.