ANÁLISIS

Caída libre

La Bolsa se derrumba aplastada por el peso de un cúmulo de malas noticias. Primero, por el ennegrecimiento progresivo y constante de las expectativas. Cada nueva previsión efectuada y cada nuevo análisis publicado dibujan un escenario peor para el futuro de la economía mundial, el cual, con el paso del tiempo, se demuestra que era excesivamente optimista. Segundo, por la desaparición de todas las figuras especulativas que inflaron artificialmente las cotizaciones, apoyadas en un apalancamiento terrible provocado a su vez por unas enormes facilidades crediticias, tanto en su consecución como en su costo. Y en tercer lugar, porque el mercado de valores es víctima de sus propias virtudes. Hoy, es el único mercado que está abierto, que fija precio para sus activos y que da contrapartida a los vendedores. Los precios podrán ser muy decepcionantes -de hecho lo son- pero existen. Algo que no sucede en otros mercados como es el inmobiliario, donde los activos bajan menos de precio pero no encuentran compradores, lo que impide la realización de operaciones.

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¿Hasta dónde puede caer la Bolsa? Nadie lo sabe. De momento, deberíamos asumir que la situación seguirá siendo negativa mientras no se cumplan dos condiciones. La primera es la estabilización del sector financiero, lo que implica, como mínimo, la desaparición de los temores sistémicos, el normal funcionamiento del interbancario, la reactivación del crédito y el mantenimiento de la morosidad en valores soportables. La segunda, que la economía real termine su deterioro, para lo cual es necesario que la demanda global se reanime y que la financiación no se estrangule. La primera condición está más cerca de cumplirse que la segunda. O al menos eso se pensaba antes de los últimos acontecimientos en la Banca española, que han terminado por quebrar los débiles atisbos de confianza que resistían en el ánimo de los inversores.

En todo este embrollo, únicamente hay una cosa clara: las cotizaciones actuales se recuperarán... para los supervivientes. Para ellos, la Bolsa actual acumula un potencial de ganancia enorme. Sólo hace falta identificarlos y ésa es una tarea más compleja, ya que una mera extrapolación al año próximo de los datos actuales nos lleva a pensar, sin pecar de pesimismo, que el Ibex 35 va a sufrir bajas. En plural.