ENCUENTRO. La autora firmó libros después de su charla en la UCA. / FRANCIS JIMÉNEZ
Cultura

Lindo 'no hay billetes'

Más de 300 alumnos abarrotaron un aula de Filosofía y Letras de la Universidad de Cádiz para asistir a una charla de la autora de Manolito Gafotas

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Alumnos maquillados, repeinados, dejados, hippies, alternativos, dormidos, empollones, resacosos de ojos rojos, profesores, ancianos y hasta un bebé. Un organizador admitió que nunca había visto un aula de la UCA tan llena. Por suerte o desgracia, la organización se había quedado corta al elegir una clase en la que entrasen los más de 300 asistentes que llenaron el aula 22 el día en que Elvira Lindo colgó el cartel de No hay billetes en la Universidad de Cádiz. La madre literaria de Manolito Gafotas y otras historias volvía a la ciudad en la que nació para hablar con los alumnos de Una palabra tuya -la novela que ellos ya habían trabajado previamente- en un acto de fomento de la lectura que organizó Booket y Ámbito Cultural.

Los problemas de sonido, acoples y las luces que se encendían y apagaban -el aula magna estaba ocupada por el congreso de la modernidad en el teatro- se quedaron en anécdota tras una charla cercana que se escuchó desde los pasillos, los quicios de las puertas y hasta desde bancos robados a otras salas.

Elvira Lindo admitió que Una palabra tuya ha sido «el mejor libro» de los que ha escrito, algo que le «reconforta porque es el último». Ese fue el comienzo de un relato en flash back con el que la escritora, guionista, columnista y locutora desgranó su «azarosa» carrera ante un público consciente de estar definiendo la suya propia.

Escritora precoz

Lindo había escrito «desde los ocho años» como «un juego solitario», impulsado curisamente por una de las hermanas de Mujercitas, «la más independiente, la que publicaba cuentos». Como todos los niños «nunca había pensado que los libros estaban escritos por alguien», sino que eran, más bien, «un producto que nacía de la tierra». Decidió ser periodista y con 18 años entraba en Radio Nacional como locutora. En sus ratos libres, «jugaba» con los sonidos y con las voces. Había nacido Manolito Gafotas que pasó al papel cuando «cambiaron las radios y las teles» y Lindo se fue a su casa a escribir. «Nadie sabía qué éxito iba a tener. Esto no es como piensan algunos, no hay un científico diabólico preparando best-sellers», apuntó.

Su propia biografía dejó también su huella en la novela para adultos Una palabra tuya, una historia «muy intensa, quizás demasiado». «Había comenzado a vivir en Nueva York -donde reside la mitad del año- y allí no conocía a nadie». El cambio de residencia es «importante cuando eres joven», pero «difícil con 42 años». «Te encuentras como un niño sometido a un mundo nuevo, a demasiadas novedades. No trabajaba, así que me quedaba en casa escribiendo. Ha sido la novela que he escrito más concentrada».

El mérito de la escritora no era pequeño. Había mantenido en silencio a la masa de alumnos, admiradores y a los que pasaban por allí. Por estadística, del auditorio saldría algún novelista del futuro. Muchos se hicieron con uno de los miles de libros que repartía Booket en un stand a la salida bajo un título definitivo: 60 respuestas a las 60 eternas preguntas del escritor novel, de Ariel Rivadeneira. Algunos ya lo hojeaban en la puerta, mientras la estrella firmaba autógrafos.

apaolaza@lavozdigital.es