La cúpula de la discordia

El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, deberá explicar hoy con claridad por qué una partida de 500.000 euros destinada a la ayuda al desarrollo ha financiado en parte la cúpula que el artista Miquel Barceló ha creado en la sede de la ONU de Ginebra, en concreto en la sala de Derechos Humanos y de la Alianza de Civilizaciones. La portavoz del grupo del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, aseguró ayer que Moratinos «tiene muchas explicaciones que dar» acerca del destino de unos fondos que han de fomentar la lucha contra el hambre o las epidemias en los países no desarrollados. «Moratinos tiene dos minutos y medio para dar una explicación sobre el destino de ese dinero de ayuda al desarrollo, y si no la da, tiene un minuto para abandonar el Ministerio de Asuntos Exteriores», dijo ayer.

Los Reyes, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, inauguraron ayer en Ginebra la sala del Palacio de Naciones Unidas que incluye la polémica cúpula del artista mallorquín Miquel Barceló.

Una obra de 20 millones

España, octavo contribuyente de Naciones Unidas, asumió la rehabilitación de la sala, que se ha financiado en un 60 por ciento con capital privado y el resto con una aportación de 7,4 millones de euros del Estado español, de los que casi cinco millones corresponden al Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación y el resto a Comunidades Autónomas. El coste total de la rehabilitación se ha cifrado en 18,5 millones de euros, con un 10 por ciento de desviación autorizada, según informó la Fundación ONUART, encargada del proyecto y que no ha querido desglosar este montante ni precisar cuánto ha costado la obra de Barceló.

En este sentido, el PP ha denunciado que el proyecto se ha pagado con ayuda que tenía que ir dirigida a comprar «vacunas» para los niños, en tanto que el Gobierno ha negado que se haya desviado dinero de la lucha contra la pobreza para restaurar la sala.

Tal y como explicó la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Soraya Rodríguez, «más de la mitad de la ayuda de los FAD no es Ayuda Oficial al Desarrollo», sólo aquello que así establece el Gobierno de acuerdo a las reglas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), a la que cada año el Ejecutivo remite un informe para su control y ratificación.

Este instrumento se creó para favorecer la internacionalización de la empresa española con créditos a países pobres, pero fue ampliando sus objetivos y se usa en la actualidad para financiar operaciones de ayuda humanitaria, de emergencia y hacer contribuciones a organizaciones multilaterales.