ELECCIONES. Marín y Butrón, el 28 de mayo de 2007. / R. RÍOS
ANÁLISIS

¿Quién es tránsfuga de quién?

El regreso a la Alcaldía de Chiclana del socialista José María Román ha constituido un formidable encaje de bolillos porque no sólo había que jugar con el complicado mapa político que quedó después de las elecciones municipales en esta localidad. Había que tener en cuenta también el juego de encuentros y desencuentros que PSOE e Izquierda Unida vienen manteniendo a escala andaluza. En tal sentido, uno de los engranajes complementarios de la operación chiclanera ha sido el de la reciente moción de censura presentada en el Ayuntamiento de Vélez-Málaga (Málaga) por el PSOE, IU y dos concejales del Grupo Independiente Pro Municipio de Torre del Mar (GIPMTM) contra el PP y su socio de gobierno, el Partido Andalucista, lo que se tradujo a finales de octubre en que la socialista María Salomé Arroyo se convirtiera en la primera alcaldesa de dicha población de la Axarquía.

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En el caso de Chiclana, Izquierda Unida apostó fuerte a escala interna por una moción de censura que restituyese al PSOE en la Alcaldía pero sin su cabeza de lista y, a la sazón, líder de la oposición. En gran medida el pacto del cuatripartito no fue tanto una maniobra política a favor del Partido Popular y de Ernesto Marín, sino contra el PSOE y con Román como muñeco virutero de un pim pam pum colectivo que en año y medio no ha logrado mejorar a grandes rasgos la gestión de los socialistas, a pesar de que han insistido en denunciar su gestión durante los últimos 25 años y las 35.000 viviendas sin licencia que terminaron en manos de la fiscalía. El hecho de que determinadas demandas contra Román fracasasen -como por ejemplo la del Coto San José¯debilitaron las exigencias iniciales de Diego Valderas, coordinador de Izquierda Unida a escala autonómica. Los pactos provinciales también pesaron lo suyo a la hora de decidir que Román recobre la vara de mando.

Tras consolidar el pespunte con Izquierda Unida, cuya concejal Nadine Fernández se separó de la disciplina del resto del grupo liderado por José Pedro Butrón con José Antonio Blanco como compañero de viaje, quedaba por sumar a la contraofensiva a otra concejala saliente del Gobierno municipal, María Ángeles Polanco, del PSA, que tuvo que esperar a que la asamblea de dicha organización le diera las bendiciones correspondientes para tomarse de dichos con el nuevo gabinete.

Frente a esas cuentas del Gran Capitán, el PP, que cuenta con una seria crítica interna tras haber apostado por el independiente Marín insiste durante los últimos meses en la denuncia constante aunque legítima sobre la herencia recibida, llega a amagar con abandonar la Mesa Antitransfuguismo porque, según sus palabras de entonces, dicho organismo suponía «una auténtica farsa y burla de la democracia». Y es que el dictamen del comité de expertos de ña ,esa puso en entredicho el pasado verano a los ayuntamientos de Chiclana y de El Puerto pero ahora recurre a la misma mesa para denunciar la moción de censura porque será apoyada por Nadine Fernández a la que consideran tránsfuga. ¿Cómo va a ser tránsfuga si oficialmente los tránsfugas son los otros candidatos de Izquierda Unida que abandonaron la disciplina de dicha organización? En todo caso, Nadine Fernández será una arrepentida. Habrá que ver donde termina cada cual, y en especial Ernesto Marín, después de todo este vodevil que si en algo no ha beneficiado en absoluto es la imagen exterior de la ciudad.