APÁTICO. Bojan no pudo triunfar como en Basilea. / EFE
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El humilde Basilea baja al Barça de la nube

El Barça sesteó hasta la eternidad consumando un partido para olvidar que cerró con un mísero empate ante el Basilea (1-1) en una nueva jornada de la Liga de Campeones. A ocho minutos del pitido final Derdiyok dejaría helado a un Camp Nou que ya ambicionaba la duodécima victoria consecutiva de los suyos después de que la entrada de Leo Messi despertara a sus compañeros del letargo.

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Por primera vez en toda la temporada las advertencias previas de Guardiola no surtieron efecto. El técnico quiso reactivar a su equipo sin conseguirlo. Su equipo dibujó una primera parte nefasta.

Un acto falto de ritmo que hizo buena la estrategia ultradefensiva del Basilea. El Barça de los Hleb, Víctor, Bojan o Sylvinho se paseaba por el Camp Nou con una dosis mínima de intensidad. Una escasez de energía que favorecía los intereses de un conjunto suizo obsesionado en evitar otra goleada como la encajada en su feudo.

El Barça de la marcha corta ofreció un pobre balance ofensivo.

Varios disparos lejano y un buen remate de cabeza de Henry rechazado por Costanzo desvelaban la poca tensión del equipo. Tanta que la única nota destacada de los primeros cuarenta y cinco minutos la ofrecía el delantero francés tras propinarle dos manotazos innecesarios a Carlitos que le debieron costar la expulsión directa.

La maniobra de Guardiola ensalzó la importancia de Messi en el equipo pero también la necesidad de salir a tope ante cualquier rival por mucha goleada que le hayas infligido en su estadio. No obstante, la alegría tras el tanto del argentino quedó desinflada por la lesión de Iniesta que preocupó de inmediato al técnico azulgrana.

El contratiempo de Iniesta, el primer pronóstico le aleja seis semanas de los terrenos de juego, volvió a meter el partido en el congelador. Y el primer remate entre palos del Basilea metió a los azulgrana en un apuro. Derdiyok clavaría un difícil disparo ante la incredulidad de Valdés.