A CADA UNO LO SUYO

Huérfanos

La crisis actual tiene muchas causas, pero todavía más efectos, tanto primarios como secundarios. Entre los primeros están los regueros de parados, hambrientos o muertos que jalonan las cunetas de según qué sitio analicemos, y entre los segundos podríamos citar desde la cancelación de las vacaciones en Sierra Nevada (ojalá nieve en Grazalema, y así podamos ir como gilipollas a traernos un muñequito de nieve en el capó del coche), hasta tener que comprar las marcas blancas que empiezan, misteriosamente, a sabernos tan ricas como las otras; desde que a uno le salgan herpes en el tímpano cuando escucha a la Sánchez, el Chaves o el Rodríguez de turno decir que todo va a pasar pronto gracias a ellos, hasta que se le coja cariño a ese trabajo que hasta anteayer mismo no tenías claro si era una mierda de trabajo o un trabajo de mierda.

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Sin embargo, olvidamos unos efectos que podríamos llamar terciarios, que no afectan al bolsillo pero sí a la fibra de la que estamos hechos: el pensamiento. Un ejemplo es la orfandad ideológica a la que se ven abocados millones de españoles, es decir, la total indefensión en la que hemos quedado muchos de los veinte millones de seres humanos que creíamos que el PP era el partido en el que nuestras ideas eran defendidas valientemente y aplicadas diligentemente. La realidad es que la crisis (la del PP) nos ha dejado con una Oposición indigna, más empeñada en mimetizarse con el Gobierno que en enfrentarse a sus desmanes, y con unos líderes cuyo hedor a derrota y cadaverina inunda el ambiente con tan sólo pronunciar sus nombres. Hagan, si no, la prueba: «Rajoy», «Arenas» Huérfanos quedan también muchos de los que estaban convencidos de la superioridad moral y práctica del libre mercado frente a los otros sistemas; ahora, confundidos, ven cómo sacan pecho los defensores de unas doctrinas cuyos éxitos se resumen en fosas llenas de cadáveres, cárceles rebosantes de opositores, sistemas de producción obsoletos y competitividad nula.

¿Cómo consolar a tanto huérfano desorientado? En lo político, decirles que el mérito intrínseco de las ideas y los valores no puede ser alterado por la desvergüenza de sus supuestos defensores, así que ánimo y a resistir. Y en lo económico, la historia demuestra que la peor pesadilla capitalista es más respirable que los gases tóxicos de cualquier experimento comunista o neocomunista que en el mundo haya sido. No ha fallado el libre mercado, que viene de libertad y de mercado, sino el control político sobre la especulación, la avaricia y los excesos. En todo caso, el libre mercado sigue siendo el menos malo de los sistemas económicos, y la democracia el menos malo de los políticos. Y al igual que tu trabajo, puede que sean una mierda, pero que Dios te libre de perderlos.