Una familia de La Viña se niega a abandonar su infravivienda hasta que la Junta le dé otra casa

José Cubiella Sánchez lleva 78 años viviendo en la finca número 50 de la calle Corralón de los Carros, en el barrio de La Viña, una infravivienda apuntalada y llena de humedades que no tiene baño ni cocina. Le acompañan su mujer, Rosario Butrón Naranjo, y sus dos hijos discapacitados.

La Oficina de Rehabilitación de la Junta de Andalucía ha llegado a un acuerdo con el propietario del inmueble para construir nuevos pisos en esos terrenos. La licencia para demoler la infravivienda y levantar la nueva edificación ya ha sido concedida por el Ayuntamiento con la condición de que «la familia sea realojada», según anunció la alcaldesa Teófila Martínez, quien aseguró que «no estaría bien que la Junta actuara como un asustaviejas». La regidora conoce bien la situación porque «la familia ha visitado las oficinas de los Servicios Sociales».

La finca del Corralón sufrió inundaciones durante el pasado temporal, pero José Cubiella asegura que no piensa abandonar la casa hasta que le den «una vivienda de realojo en el casco antiguo».

Rosario apoya la decisión de su marido, pero es consciente de que lo mejor sería abandonar el inmueble lo antes posible para «no vivir con miedo por las lluvias». «Espero poder pasar la Navidad fuera de mi casa; eso significará que nos han realojado», explica mientras enseña los puntales que sujetan las vigas del techo. José Manuel, uno de sus hijos, considera que «esta casa ya no reúne las comodidades que tiene que tener hoy en día una persona».

Cuando la pica empiece a funcionar en esta finca, tirará por tierra muchos recuerdos. «Aquí nacieron mis hijos», dice Rosario, enseñando la cama al tiempo que José Cubiella confiesa el cariño que le «tiene a la casa y al barrio».

José Manuel y Miguel Ángel también residen en este inmueble con sus padres. Ninguno de los dos trabaja. Los cuatro salen adelante con la pensión de José Cubiella.

Desde la Oficina de Rehabilitación de la Junta, el director de la oficina de Cristóbal Colón, Jesús Martínez, asegura que «estamos trabajando en este caso desde hace bastante tiempo, pero la familia ha puesto muchos impedimentos». Agrega que «les hemos ofrecido varias opciones y no les ha gustado ninguna. Además no es difícil hablar directamente con ellos, sólo con sus abogados, lo que complica aún más la situación».

No obstante, Martínez se muestra optimista porque «aún hay bastante margen de maniobra».