LA SUERTE NO LO ES TODO. Según esta teoría, la habilidad es crucial en el póquer. / LA VOZ
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La fórmula del póquer

Un matemático holandés asegura que en el juego priman la habilidad y el aprendizaje sobre el azar y pide al gobierno que lo recalifique

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Una vez resuelto de forma matemática el juego de las damas y con los humanos recién adelantados por los ordenadores en la carrera casi infinita por dominar el ajedrez, el matemático holandés Ben van der Genugten asegura haber demostrado que en el póquer es más importante la habilidad que el azar. El descubrimiento no es una mera curiosidad más o menos científica, sino que tiene implicaciones legales, dado que en muchos países los juegos de azar están mucho más controlados (e incluso penados) por las leyes.

Los jugadores profesionales saben desde hace décadas lo que Ben van der Genugten sostiene haber probado con fórmulas matemáticas. Experto en probabilidad y estadística, el profesor explica que en el póquer el factor suerte tiene un papel mucho más pequeño que el del aprendizaje.

El profesor sostiene que la diferencia entre un buen jugador y un principiante contrarresta con creces el indudable azar con el que son repartidos los naipes (si se excluyen ases en la manga y otras trampas, más propias de las películas que de los torneos de verdad). Eso explicaría por qué los mejores profesionales quedan con regularidad en los primeros lugares en los campeonatos importantes, como las series mundiales que cada año se celebran en Las Vegas.

La fórmula del póquer, desarrollada por Ben van der Genugten con ayuda de Peter Borm, profesor de matemáticas y de la teoría de los juegos, establece la relación entre habilidad, azar y aprendizaje. Su principio básico es que cuanto menos influye la suerte en un juego, mayor importancia cobra la habilidad.

Según el teorema de Genutgen, el nivel de habilidad equivale al efecto aprendizaje dividido entre ese mismo efecto aprendizaje más el efecto del azar. El efecto del aprendizaje no es otra cosa que la diferencia en la actuación entre un principiante y un jugador experto.

Según esta fórmula, se puede establecer un índice de habilidad para cada juego, cuyo valor varía entre cero y uno. Así, un juego totalmente dependiente de la suerte tiene un índice de habilidad de cero, como la lotería o la ruleta. Por el contrario, en el ajedrez o las damas el índice de habilidad se aproxima al uno absoluto. En el caso del póquer, el índice llega a 0,4. Suficiente para asegurar el éxito de los mejores.

Cambio legislativo

Toda esta argumentación ha llevado a Van der Genugten a dirigirse a la Corte Suprema holandesa para intentar cambiar la legislación de su país y acabar con el monopolio de los casinos, los únicos que en Holanda (y en España) pueden organizar partidas y competiciones de póquer sin salirse de la ley.