ÚNICOS. La biblioteca presenta ejemplares considerados 'joyas' por la originalidad de su edición. / O. C.
Cultura

La 'limpieza' de Conte Lacave Cómo reunir, ordenar y mostrar un tesoro

La Academia Hispano Americana de Cádiz reabre al público su prestigiosa biblioteca 50 años después

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En 1938, Augusto Conte La-cave, doctor en Derecho, historiador eminente y reconocida autoridad del régimen franquista que empezaba a tomar las riendas del país, dirigió un oficio municipal a la Academia. En el texto se informaba de que la gestión del Museo de Las Cortes, hasta entonces en manos de la institución, pasaba a su cargo. También se advertía que la biblioteca habría de someterse a una «necesaria limpieza», para garantizar que sus contenidos incidían en los valores de la «nueva España que entre todos estamos tratando de construir».

El espulgo de Conte Lacave guardaba un poso de venganza personal. Unos años antes había sido expulsado de la prestigiosa institución por «su incomparecencia continuada» a las sesiones. Después de autoadmitirse en la misma, ordenó la elaboración de un informe que se saldó con una sentencia crítica: «La biblioteca de la Academia es de escasa im-portancia y presenta notables vacíos temáticos, además de encontrarse en un lamentable estado de ordenación».

El entonces presidente de la entidad, Pelayo Quintero Atauri, sufrió a partir de ese momento una «humillación continuada». Se marchó a Tetuán, donde falleció en 1946. Su sucesor en la dirección de la Academia fue Jo-sé María Pemán. Cada libro cuenta su historia. En sus páginas gastadas, en sus tapas de piel, tela o cartoné, en la cuartilla garabateada que alguien olvidó tras su consulta, se advierte el relato de una existencia peculiar, paralela, regida por sus propias normas y sometida a sus propios desórdenes.

La nueva biblioteca de la Real Academia Hispano Americana de Ciencias, Artes y Letras, exhibe desde ayer un valioso legado. El Viaje a China, de Gómez Soler, impreso en 1887, presume de exotismo en sus tapas modernistas: una geisha se abanica sobre un fondo dorado, entre flores de loto y jarrones con bambú. Los Dramas de Schiller, en su edición de 1881, reposan de costado sobre Las narraciones de la selva negra, fechadas en 1883. En el estante de abajo, una guía de la Granada artística de 1910 y la Historia de la conquista del Perú de Guillermo Prescot, compiten en el colorido de sus cubiertas. Todas estas obras, junto a otras miles, se apilaron durante medio siglo en cajas minuciosamente selladas.

Tratados geográficos, tesis históricas, relatos de viajes, estudios políticos, novelas y genealogías durmieron casi 30 años en el ático del Casino Gaditano, hasta que la humedad amenazó con destruir lentamente ese tesoro y Antonio Orozco Acuaviva se lo llevó a su casa, donde permaneció otras dos décadas.

La diáspora comenzó 1948, justo después de que la explosión del polvorín de San Severiano dañara la estructura de la antigua sede de la Academia y condenara a su patrimonio bibliográfico a 50 años de dispersión. Y terminó ayer, 8 de octubre de 2008, con la apertura al público de una biblioteca de 8.000 volúmenes, exhaustivamente catalogados, que responden al listado original de títulos de la Academia, más las recientes aportaciones de los legados de Miguel Mancheño y Antonio Orozco. «Para nosotros es la culminación de un largo proceso, una deuda pendiente que acaba de saldarse gracias al Ayuntamiento de Cádiz, al Ministerio de Asuntos Exteriores y a la impagable labor de Rosario Martínez, que en su doble calidad de académica y bibliotecaria municipal ha dedicado a este proyecto todo su esfuerzo y su empeño», explicaba ayer Rafael Sánchez Saus, director de la institución. Gracias a ese compendio de voluntades, las puertas de la biblioteca se abrirán tres tardes a la semana (martes, miércoles y jueves), para mostrar a Cádiz «las credenciales de nuestro pasado, la imagen más rica, solvente y prestigiosa de nuestra entidad».

dperez@lavozdigital.es