Bush, antes de su discurso. / AP
MUNDO

Bush se despide de la ONU con un discurso sobre terrorismo

No lo mencionó, pero la de ayer fue su última aparición en el podium de Naciones Unidas donde George W. Bush ha abierto cada septiembre la Asamblea General durante ochos años. En momentos como éste los mandatarios tienden a mirar atrás y, embargados por la necesidad de trascender, se fijan altas metas con las que dejar su huella en la historia. De esta manera, George W. Bush seguía ayer obsesionado con su batalla antiterrorista, una tarea que depositó al fin en manos del organismo al que años atrás se saltó para invadir Irak.

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A cuatro meses de entregar el poder a quien elijan las urnas el próximo 4 de noviembre, Bush ya ha sellado su imagen de cowboy solitario en la aldea global. Por eso sorprendió, no ya la mirada nostálgica hacia el pasado, remontándose 63 años atrás a la fundación de la ONU en San Francisco, sino las frases lapidarias que la definían como la roca del siglo XXI. Una «institución única» que «al igual que otras organizaciones multilaterales, se la necesita más urgentemente que nunca».

Lo que el presidente estadounidense pretende es que el mundo continúe en su ausencia la misión de acabar con esos terroristas sin escrúpulos que «rechazan las palabras de la Biblia, del Corán, del Torah o cualquier parámetro de conciencia o moralidad», dijo. Este año la cruzada de Naciones Unidas es devolver visos de realidad a la utópica lucha contra el hambre y la pobreza en el mundo, pero Bush pasó de puntillas por ese llamado del secretario general Ban Ki-Moon y encargó labores específicas al mundo para que «en las décadas venideras continúen enfrentando el terrorismo con claridad de visión».

Se congratuló por el aún dudoso éxito de Afganistán, donde la asistencia de la ONU y de la OTAN corroboran su modelo de colaboración global en las batallas de EE UU. Admitió que en Irak «la lucha ha sido difícil», pero animó a todas las naciones ha reconocer el progreso que se ha hecho hacia la estabilidad «cualquiera que hayan sido nuestras diferencias». Y lanzó una severa recriminación a Rusia al advertir que la invasión de Georgia fue una violación de los principios de la Carta Magna de Naciones Unidas, que defiende los derechos de las naciones «grandes o pequeñas».

A George W. Bush ya no le queda tiempo de emprender otra guerra en nombre de la ONU, pero su sucesor potencial, John McCain, fue el primero este verano en animar a la comunidad internacional a actuar contra Rusia.

Le precedió en el podium Ban Ki-Moon, que por el contrario ve en el mundo «el peligro de que las naciones miren más hacia sí mismas que hacia un futuro compartido», dijo.