COMIDA. Los antiguos seminaristas comieron juntos. / V. LÓPEZ
CÁDIZ

Los seminaristas de San Bartolomé vuelven a las aulas

Tras 30 años, un blog reúne a la promoción de los años 1955 al 1965 La mayoría no ejerce el sacerdocio

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Hacía más de 30 años que no se veían y sin embargo parecía que no hubieran dejado de verse. Los antiguos alumnos del Seminario Conciliar de San Bartolomé volvieron a reunirse en el mismo comedor en el que desde el año 1955 al 1965 almorzaban juntos. Un comedor que trajo muchos recuerdos sobre todo porque «las mesas y las sillas siguen siendo las mismas que cuando éramos pequeños. Nos llevamos más de diez años comiendo garbanzos todos los días», aseguraba el párroco de la Iglesia Mayor de San Fernando, Jesús Guerrero.

El conocido autor de coros isleños Paco Melero puntualizó a Jesús al afirmar que «antes parecía todo más grande, era una sala enorme, ahora lo veo todo más pequeño». Algo en lo que coincidieron la mayoría de los asitentes, que disfrutaron de una velada llena de reencuentros, recuerdos y viejas fotos.

Un acto que fue posible gracias a la creación de un blog por parte de Luis Vallesillo, Ernesto Caldelas y Justo Fajardo en el que poco a poco fueron confluyendo el resto de antiguos alumnos del seminario. Sin embargo, la mayoría no ejerce el sacerdocio. Tan sólo tres de la veintena que asistieron al evento han seguido este camino: el propio Jesús Guerrero, Luis Suárez y Francisco García. La educación fue la salida laboral que acogió al resto al estar especializados en materias humanísticas como la Filosofía o la Teología.

La mayoría de los seminaristas se distanció tras acabar los estudios y es que la diáspora tras el segundo Concilio del Vaticano los trasladó a Salamanca.

Algunos fijaron allí su residencia, como fue el caso de Ramón Rodríguez, que actualmente ejerce como profesor de Sociología de la Universidad de Salamanca y cuyo reencuentro con sus antiguos compañeros fue un momento «muy emotivo, sobre todo, el volver a Cádiz, aunque siempre hago alguna pequeña escapada».

Muchos se habían dedicado durante años a buscar a sus compañeros para reiniciar un contacto que el tiempo y la distancia había roto. Es el caso de Andrés Baquero, que tenía una lista de sus compañeros en los lugares en donde residía y que había logrado hacer gracias «a Google y a las Páginas Blancas. Busqué hasta llegar a dar con algunos».

Distancia y olvido

No todos estaban presentes ya que de algunos se conoce el rastro y poco más. «Hay quien ahora mismo vive en Barcelona y es carnicero, la vida da muchas vueltas», afirmó Justo Fajardo, que es un militar que actualmente está en la reserva. Sobre la mesa viejos libros de la época y fotografías que mostraban a unos jóvenes en sotana y que han cambiado bastante, aunque como aseguró Ramón Rodríguez «ahora veo a mis compañeros mucho más guapos que antes».

Para celebrar el encuentro realizaron un almuerzo en el que no podían faltar las anécdotas y las menciones a los antiguos profesores. La mayoría de los que asistieron recordaban muchos detalles de la época y les venían muchas más imágenes al estar en el comedor donde se conocieron en aquella lejana década de los años 60.