Imanol Erviti consigue un trabajado triunfo para el equipo de Eusebio Unzue

Imanol Erviti, el ganador de la etapa que finalizó en La Rozas, es uno de esos corredores que parecía predestinado desde sus inicios en el mundo del ciclismo a correr en un equipo dirigido por Eusebio Unzue. Porque es uno de sus niños mimados. Y encima, ha sido capaz de ganar en un momento crítico para el equipo, que ha trabajado a destajo en la Vuelta y sólo llevaba una victoria.

Con 1.90 estatura y 79 kilos de peso, tenía mucho ganado para estar en una formación en la que a su máximo responsable le han gustado siempre chavales físicamente grandes, capaces de trabajar, pero también, si se presenta la ocasión, que puedan ganar, como este jueves.

Junto al triunfo de Imanol Erviti, la etapa de la Vuelta a España de ayer tuvo otro protagonista y no precisamente en la carretera.

Sin pelos en la lengua

El ganador del Tour de Francia, Carlos Sastre, al que se le ve últimamente muy apagado, explotó por la situación que está viviendo. No citó ningún nombre, pero no hay que ser un lince para saber que cuando habla se refiere a su mánager, Bjarne Rijs, con quien la relación es bastante mala. Dice Sastre que no se encuentra mal físicamente. «Si físicamente estuviese mal no estaría tercero en la general», expresó de forma rotunda el ciclista español.

Tiene otros problemas: «Hay que ser realista. Hay una persona que ha hecho daño y dividido al equipo desde el principio. Sigue haciendo daño y esa persona no ha querido que este equipo hiciera nada en la Vuelta . Su intención ha sido esa, ha hecho daño a todo el mundo. Se superan muchas cosas pero falta que la persona que empuje de verdad. Esa persona, lejos de apoyar, lo que ha hecho ha sido apartar».

Sastre es un hombre con experiencia. A pesar de ello no ha podido estar centrado en la carrera: «Son muchas cosas las que se me han pasado por la cabeza en los últimos 25 días y no es fácil a veces asumir decisiones de otras personas, acatarlas y sobre todo vivir con ellas».