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La doble P

En no pocas ocasiones he manifestado públicamente que los jugadores de pasadas temporadas, especialmente las últimas, han campado a sus anchas y han hecho y desecho a su antojo. Eso, afortunadamente, ha cambiado o está cambiando.

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Y es que por poner un ejemplo, lo ocurrido tras el partido de Alicante (ya saben, lo de que cada jugador regresó como quiso abandonando el autobús de la expedición), pienso que no hubiera ocurrido de hacer las cosas como creo que se están haciendo. Y que nadie piense que intento dorarle la píldora al director deportivo o al general, ya que no es mi forma de actuar, es sólo que creo que es de justicia reconocerlo. También se está cambiando el papel del presidente dentro de este club. Ahora los que dan la cara (para que reciban los golpes si es necesario) son Julio Peguero y Santiago Pozas. El presidente está, pero para ser la última instancia, para acudir a él cuando el problema (el que sea) se complique en demasía. Para el resto están los dos que he mencionado antes, es decir la «doble P» (Peguero y Pozas). Las llamaditas al teléfono del presidente de la entidad por cualquier jugador han pasado a la historia. Antes de llegar a eso debe pasar por unos pasos previos, lo cual me parece un acierto. En breve se firmará el régimen interno con lo que está prohibido y lo que no, y lo firmarán todos, especialmente los jugadores. Sólo falta que además de firmarlo lo cumplan. A priori, estoy convencido que lo harán, al menos, por lo que detecto de las intenciones de Peguero a la hora de hacer su trabajo tras una hora de tertulia en el día de ayer (más uno hora y media sin micrófonos).

Otras de las cosas que intenta nuestro invitado de ayer de la tertulia, es que los jugadores vivan en Cádiz. Sé que en este aspecto hay mucha gente que no comparte la opinión de él, pero yo sí. Y veo bien esa iniciativa, porque el jugador debe vivir la ciudad, sentir de cerca al aficionado y no venir a la capital tan sólo el día de partido. Por todo esto, debemos sentirnos satisfechos de cómo intenta hacer las cosas la «doble P». Yo al menos lo estoy, les animo y les deseo mucha suerte. Y punto.