AL DESCUBIERTO. La fachada se podrá ver íntegra a finales de septiembre. / ÓSCAR CHAMORRO
CÁDIZ

La fachada de la Casa del Almirante estará recuperada a final de este mes

Los trabajos se han demorado debido al mal estado del piedra de la finca La empresa dirigida por Honorio Aguilar abrirá el hotel el próximo año

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El hotel de la Casa del Almirante comienza a ser una realidad. La empresa encargada de rehabilitar la finca, dirigida por Honorio Aguilar, está culminando las obras de rehabilitación de la fachada del inmueble catalogado como Bien de Interés Cultural con el Grado 0 de protección.

Casa Aguilar S. L., impulsora de este proyecto, ha ocultado en los últimos meses bajo una malla la cara frontal del edificio y se ha estado trabajando en la recuperación de la piedra ostionera sobre la que está construida el edificio. Una actuación que se ha demorado en el tiempo debido -según señaló uno de los arquitectos encargados del proyecto- «a que la piedra se encontraba en muy malas condiciones por las malas condiciones de conservación de la Casa del Almirante». También se ha actuado sobre el mortero de cal, un trabajo que se ha alargado durante tres meses.

Esto ha provocado también que el presupuesto inicial del proyecto se haya incrementado «demasiado, el doble del que se presupuestó al principio», confesaron desde la empresa impulsora de la rehabilitación del inmueble protegido y su posterior explotación como hotel.

Esta semana ya se ha descubierto la parte superior de la fachada, comenzando a transformar el aspecto de la plaza de San Martín, en el corazón del barrio de El Pópulo. El martes comenzarán los trabajos de recuperación de la parte inferior, permitiendo que a finales de este mes la empresa ejecutora de la actuación retire la malla protectora, dejando al descubierto todo el encanto de la Casa del Almirante.

Buen resultado

A pesar del coste de la obra de rehabilitación del emblemático inmueble, la empresa dirigida por Honorio Aguilar se siente muy satisfecha del trabajo realizado.

Los mármoles se han recuperado, a pesar de que estaban cubiertos por una capa de suciedad y polvo muy difícil de quitar. Pero finalmente, la empresa ha sabido sacarle todo el brillo y devolverla a su origen.

El interior también ha sido una sorpresa para los propietarios de la Casa del Almirante. Primero se encontraron unas ánforas del siglo XVIII, «que fueron analizadas por la Delegación provincial de Cultura para determinar su valor».

Estas piezas se han integrado en el hotel y, en el patio principal de la recepción del complejo han quedado visible, junto a otros pequeños hallazgos, para aquellos que se hospeden en este lugar.

También se han realizado ya las obras de compartimentación, es decir, las construcción de las 25 habitaciones con las que contará este hotel. En total, la empresa ofrecerá 45 plazas en el casco histórico de la ciudad. Además, contará con un ático con piscina y solarium, y algunas de las habitaciones distribuidas en cuatro plantas estarán dotadas de jacuzzi.

En las zonas comunes se podrá disfrutar de una biblioteca, una sala de estar y un patio interior. También Casa Aguilar S.L. ofrecerá a sus clientes un salón de belleza y sauna, además del restaurante y la cafetería. En definitiva, un hotel de cinco estrellas.

También se ha tratado la zona de la cubierta y, actualmente, y según señalaron desde la empresa responsable de la actuación, «se está realizando los revestimientos y colocando las instalaciones de electricidad».

Aunque creen que es demasiado pronto para concretar una fecha, los promotores de este proyecto confían que el hotel comenzará su actividad el próximo año.

La apertura de este hotel supondrá la revitalización prácticamente definitiva del barrio y un importante impulso económico para los comercios de alrededor, así como un lugar de encanto para el turista.

Historia

La Casa del Almirante, situado en la plaza de San Martín, es una casa-palacio cuya construcción data del siglo XVII y es un referente de la arquitectura de aquella época. La Casa del Almirante formó parte del núcleo amurallado que fue el corazón histórico de la ciudad. Su edificación fue un encargo realizado por el regidor de la capital Diego de Barrios

Este inmueble después pasó a ser propiedad de Carmen Casanova y Pervidal, siendo adquirida en 1918 por Juan Pablo Ruiz Tagle y Mª Angeles Lacave y Blázquez. Posteriormente fue comprada por el matrimonio formado por Francisco Patero d'Etchecopar y Ana María Beltrami y Urquiza.

Ambos dejaron en herencia a sus hijos este valioso inmueble que se vendió por 250 millones de pesetas al empresario Honorio Aguilar, a pesar de que al Ayuntamiento de Cádiz se le ofreció derecho de tanteo por la Casa del Almirante, ya que al tratarse de un edificio protegido como Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de monumento, tanto el Consistorio como la Junta de Andalucía debían conocer la venta por adelantado, para tener la posibilidad legal de igualar la oferta económica y quedarse con la finca.

Una vez comprada por Aguilar, el empresario presentó el proyecto en la Delegación municipal de Urbanismo que cumplía con las normas urbanísticas que impone el estar catalogado el edifico como Bien de Interés Cultural.

La inquilina

Las obras, que estaban previstas que comenzaran en 2006 sufrieron un importante parón por los problemas que surgieron que la última inquilina del edificio. A la vecina del inmueble la empresa dirigida por Honorio Aguilar le ofreció varias casas más amplias que la vivienda en la que vivía, pero no aceptó ninguna. Ante su negativa a marcharse, las obras de rehabilitación del inmueble comenzaron en marzo de 2007 a pesar de que ella seguía viviendo allí. Después de varios encuentros, la vecina decidió marcharse a otra vivienda y las obras continúan hasta hoy.

mhuguet@lavozdigital.es