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La oposición de Tailandia desafía la declaración de estado de excepción

La declaración de estado de excepción no amedrenta a los seguidores de la Alianza del Pueblo para la Democracia que ocupan desde hace diez días la sede del Gobierno en Bangkok para exigir la dimisión del primer ministro, Samak Sundaravej. El éxito de sus acciones es relativo, porque la huelga general que convocaron sus dirigentes tuvo poco efecto.

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Aunque el estado de excepción permite al Ejército el empleo de la fuerza para disolver reuniones públicas de más de cinco personas, el Gobierno prefiere esperar ante el temor de un baño de sangre. El jefe del Estado Mayor, el general Anupong Paochinda, aseguró que la crisis «será resuelta por medios legales y democráticos».

De cualquier manera, la protesta ha dejado tocado al Gobierno, que, además, ayer sufrió la dimisión del ministro de Asuntos Exteriores, Tej Bunnaj, nombrado en julio para poner fin a la crisis diplomática con Camboya y que, según los analistas, terminada su función huye de las huestes de Sundaravej, con el que nunca congenió.