REUNIÓN. José Luis Rodríguez Zapatero, junto a José Blanco y Manuel Chaves, al comienzo de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. / EFE
ESPAÑA

Zapatero toma la iniciativa y lleva al Congreso el debate sobre la crisis

El PSOE pide a gobiernos autonómicos y locales que congelen los sueldos de altos cargos y apliquen austeridad a sus presupuestos

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José Luis Rodríguez Zapatero inaugurará el curso parlamentario con una comparecencia monográfica en el Congreso sobre sus planes contra la crisis. Pretende recobrar así la iniciativa política y sepultar en el olvido la imagen de desgobierno que se produjo en julio, cuando tuvo que rendir cuentas ante la cámara a instancias del resto de grupos.

La intervención, prevista para la próxima semana, forma parte de una ofensiva de comunicación aprobada ayer por la dirección del PSOE en su primera reunión tras las vacaciones de verano para hacer ver que se preocupa y se ocupa de la situación económica.

El vicesecretario general de los socialistas, José Blanco, aseguró que su partido explicará por toda España la «situación real» de la economía española. El Gobierno prevé, dijo Rodríguez Zapatero en Telecinco, que en el segundo semestre del año próximo se vuelva a una «senda de crecimiento».

El número dos del partido convocará a todos los dirigentes regionales de su formación para buscar una coordinación en el mensaje y, de paso, reclamar a quienes ocupan responsabilidades públicas que se aprieten el cinturón.

Blanco solicitará a los suyos criterios de austeridad en la elaboración de los presupuestos autonómicos y locales, que congelen los sueldos de los altos cargos de la administración y que no apliquen subidas a las retribuciones de diputados, senadores y concejales. «Con el esfuerzo de todos, con coherencia y rigor, podremos hacer frente a la coyuntura», dijo.

A través de esta operación, los socialistas tratan demostrar que han cogido el toro por los cuernos y que están legitimados para exigir a otras fuerzas parlamentarias un ejercicio de responsabilidad.

Rodríguez Zapatero llega a septiembre con una situación de inestabilidad política que no conoció en la primera legislatura, cuando el grupo socialista en el Congreso tenía cinco diputados menos. Entonces fue capaz de jugar a varias bandas y amarrar acuerdos parlamentarios con fuerzas políticas a su izquierda, como ERC e ICV, y a su derecha, CiU y PNV.

Ahora, unos y otros venden su apoyo más caro. Y el PSOE se aferra a la carta del sentido de Estado para negociar, de aquí a diciembre, la ley más importante de todo año político: los Presupuestos Generales.

A pesar de que Blanco puso ayer su empeño en explicar que la soledad parlamentaria del Gobierno obedece a un «guión previsto» ya en la investidura, a la que Rodríguez Zapatero se sometió sin más apoyo que el de sus propios diputados, destacados dirigentes del partido afirman que lo que en su día se vendió como una muestra de independencia se ha convertido en una fuente de problemas, una agotadora búsqueda de votos que el debate sobre la financiación autonómica ha emponzoñado aún más.

Equilibrio

El ministro de Economía, Pedro Solbes, retomará en los próximos días los contactos para la aprobación de los presupuestos con CiU y ERC, de uñas por su oferta de nuevo sistema de financiación.

Lo hará con una brecha abierta en sus propias filas, porque el PSC quiere hacer valer sus escaños. Rodríguez Zapatero intentó ayer templar los ánimos al asegurar que Cataluña tiene «razones» para querer una nueva financiación. Y Blanco añadió que el Gobierno cumplirá con lo dispuesto en el Estatut, pero lo «lógico» es que ninguna comunidad autónoma quede satisfecha con el acuerdo final y adelantó que habrá un «equilibrio» de males menores.

Blanco pidió a los nacionalistas catalanes coherencia. «CiU ha apoyado presupuestos generales en los que la asignación para Cataluña era notablemente inferior a la que tendrán los del año próximo, y respaldó un sistema de financiación que ahora se quiere cambiar porque ha fracasado», recordó.

Los socialistas dan por hecho que tendrán que recurrir al PNV para sacar adelante las cuentas, pero no tirarán la toalla y seguirán intentando un acercamiento con el grupo que lidera Josep Antoni Duran i Lleida en el Congreso.

El jefe del Ejecutivo afronta este nuevo período de sesiones con un discurso más realista. En su intervención ante la cámara reconocerá el impacto de la situación económica en el empleo y buscará la complicidad de todos los grupos para poner en marcha políticas que favorezcan la creación de puestos de trabajo. Lo hará tras el encuentro con sindicatos y empresarios previsto para el miércoles próximo. «El país debe tener una perspectiva y un esfuerzo solidario», defendió.