GOL. Forlán celebra el segundo tanto rojiblanco. / AFP PHOTO
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El Atlético sigue en estado de gracia y vapulea a un Málaga muy cándido

Que sí, que sí. Que el Atlético parece otro, que ha cambiado. No es el Pupas, ni el centro de todas las desgracias ni nada por el estilo. Este equipo tiene otra pinta, aspira a todas las cosas. La clasificación para la Liga de Campeones ha sido una bombona de confianza, un plus que hace que los jugadores intenten cosas que antes era imposible que hicieran.

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Al Atleti le bastó tres cuartos de hora para finiquitar el encuentro ante un conjunto andaluz que mucho tendrá que mejorar.

Los colchoneros sólo sufrieron en los primeros minutos, cuando se colocaban en el campo y cogían las referencias de sus contrarios.

Después, se produjo el paseo militar atlético que comenzó con el gol de Heitinga. Así comenzó el ciclón madrileño, que en media hora finiquitó el primer compromiso liguero debido a su pegada y a la candidez de la defensa malacitana. Si no, es incomprensible cómo Maniche, que no es un prodigio en velocidad, se llevé un balón desde su área hasta la contraria sin oposición. Además, el portugués se cayó, recuperó el balón se lo dio a Agüero, que abrió a Forlán para que hiciera el segundo. Todo, sin oposición malagueña. Y para culminar la situación, el uruguayo marcó un penalti hecho a Heitinga en un saque de esquina.

Con esta situación Javier Aguirre decidió mover el banquillo. La delantera sudamericana se fue al banquillo para descansar, al igual que Maxi. Hay que dar descanso a las estrellas. Y el resto de sus compañeros no quisieron hacer sangre con el Málaga.