Recogida del cadáver de una avutarda, especie protegida, electrocutada en un tendido eléctrico. /ARCHIVO
protección para la avifauna

El Gobierno actualiza su legislación para que los tendidos eléctricos no sean la tumba de tantas aves amenazadas

Varias decenas de miles de seres alados mueren cada año por colisión o electrocución en las líneas de electricidad españolas, incluidas muchos de ellos individuos de especies protegidas

MADRID Actualizado: Guardar
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Se calcula que varias decenas de miles de aves mueren cada año en España debido al choque con los tendidos eléctricos o su electrocución en ellos, lo que de rebote acarrean cortes e irregularidades en la distribución de esta energía para la población. Para intentar paliar esto, el el Gobierno ha aprobado hoy un real decreto de medidas contra este problema, ahora mismo uno de los principales para la supervivencia del águila imperial ibérica, que sólo existe en la Península Ibérica y cuya población a escala planetaria se ciñe a unas 240 parejas.

La nueva norma deroga otro real decreto de febrero pasado, y con su publicación subsana el defecto formal que tenía relacionado con su notificación previa a la Comisión Europea por su contenido técnico.

La mortalidad de aves amenazadas por electrocución y colisión en las líneas eléctricas ha aumentado de forma alarmante durante los últimos años debido a la creciente demanda de energía eléctrica, que ha exigido más tendidos en el medio natural.

Subsisten por otro lado en todo el territorio, y también en las zonas de mayor valía ornitológica, numerosos tendidos eléctricos que fueron construidos en el pasado de acuerdo con la legislación entonces vigente, pero que constituyen un peligro muy importante para muchas de las especies de aves más amenazadas.

La electrocución se produce principalmente cuando las aves utilizan determinado tipo de apoyos de diseño peligroso como posadero y se produce contacto entre el ave y los elementos en tensión, que es una de las situaciones que se presende subsanar con nuevos diseños.

Un sumidero

En el caso del águila imperial, en el periodo 1991-2003 murieron electrocutados un mínimo de 68 ejemplares, cifra que representa más del 50% de la mortalidad no natural conocida en esta especie. Supone más de un tercio de la población actual, lo que habla a las claras de la magnitud del problema.

La electrocución afecta también a muchas otras especies algo más comunes pero igualmente protegidas, como águilas reales, culebreras, aguilillas calzadas, milanos negros, azores, ratoneros, cigüeñas, avutardas y búhos reales.