HÉROE. Usain Bolt no ha tenido rival en los Juegos. / EFE
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Phelps y Bolt, los triunfadores de Pekín

El americano batió el récord de Spitz, mientras que el jamaicano empezó una nueva era en la velocidad

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Los Juegos Olímpicos de Pekín quedarán en la historia como un evento bien organizado, con un dominio claro de China en el medallero, pero sobre todo con dos nombres propios: Michael Phelps y Usain Bolt. Nunca unos Juegos habían tenido dos estrellas de tal calibre juntas al punto de ensombrecer al resto de participantes.

El nadador estadounidense Michael Phelps logró ocho medallas de oro, superando el récord de triunfos de un deportista en un evento, que estaba en poder desde Múnich-72 de otro nadador norteamericano, Mark Spitz, y además superando siete records del mundo. Por su parte, el atleta jamaicano Usain Bolt, con apenas 22 años, se convirtió en el rey absoluto de la velocidad, ganando las medallas de oro en 100 metros, 200 metros y el relevo 4x100 metros, a las que acompañó con sendos records del mundo.

En los meses anteriores a los Juegos, mientras en el mundo se prodigaban las manifestaciones en contra de China por su política en materia de derechos humanos, sobre todo en Tíbet, las autoridades del país asiático soñaban con que el aspecto deportivo fuera el protagonista de Pekín. Las gestas de Phelps y Bolt ayudaron a ello. El nadador norteamericano no sólo batió el récord de oros en un solo evento, sino que además sumó 14 títulos entre Atenas-2004 y Pekín-2008, lo que constituye un récord, ya que hasta ahora cuatro deportistas compartían esa plusmarca con nueve triunfos.

«Mi participación en los Juegos sólo ha sido una montaña rusa, no ha sido más que diversión. Lo más importante es que nada es imposible, sólo se necesita imaginación», dijo el nadador tras su hazaña. Phelps y sus siete records fueron la punta del iceberg de un evento de natación en que se superaron 25 plusmarcas mundiales.

Por primera vez

Usain Bolt hizo cosas inimaginables. Primero superó en tres centésimas el récord del mundo que él mismo poseía, pasándolo de 9.72 a 9.69, después mejoró el de 200, realizando 19.30, rebajando en dos centésimas el registro del estadounidense Michael Johnson, que databa de los Juegos de Atlanta-96. Por último, batió el récord del mundo de 4x100 metros, con el relevo de Jamaica (37.10), uniéndose en la leyenda a los estadounidenses Jesse Owens (1936), Bobby Morrow (1956) y Carl Lewis (1984), como los únicos atletas en haber logrado el triplete en velocidad.

«El récord de 100 metros será mejorado, pero el de 200 será de mi propiedad para siempre», dijo Bolt. El joven atleta fue además el símbolo del dominio jamaicano en las pruebas de velocidad, que usurpó un lugar reservado hasta ahora a Estados Unidos. Jamaica logró por primera vez seis medallas de oro, todo un récord para la isla de 2,7 millones de habitantes. A los tres oros de Bolt se unieron los triunfos femeninos de 100 metros (Shelly Ann Fraser), 200 metros (Veronica Campbell) y Melaine Walker (400 metros vallas).

Decepción de EE UU

Estos dos nombres oscurecieron la labor de hormiguita de colección de medallas que hizo China, que sin tener tener estrellas como Bolt o Phelps, sumó oros en disciplinas menos glamourosas para arrasar en el medallero con 51 oros, delante de Estados Unidos, que ganó 36. De nada le sirvió a los norteamericanos superar a los chinos en número de medallas (110 frente a 100), e incluso aumentar el número de oros que tuvo en Atenas-2004 (35), ya que los chinos habían decidido ganar y lo hicieron.

Pero no todo fue felicidad para China, ya que sus dos íconos, sus ídolos de masas, el especialista en 110 metros vallas, Liu Xiang, y Yao Ming, decepcionaron. El primero renunció cuando se aprestaba a tomar la salida por una lesión en un pie y el segundo fue eliminado en cuartos de final. Yao Ming fue el símbolo de la atracción que generan el baloncesto, el fútbol o el tenis, unos deportes que sin tener la etiqueta de olimpismo puro, por su carácter profesional, son los que más atraen e las masas.

Equipos

El fútbol y el título ganado por Argentina, liderada por Messi y Agüero, que ganó el oro con cierta facilidad, fue un ejemplo de su atractivo, siendo el deporte que más espectadores reunió. Muchos espectadores se vieron atraídos por la selección brasileña de Ronaldinho, pero el jugador del Milan no pudo dar a su equipo el oro soñado, que nunca han ganado los canarinhos, y se tuvo que contentar con el bronce, después de haber sido goleado en semifinales por los albicelestes (3-0).

Si en fútbol ganó Argentina, en básquet lo hizo el Dream Team de Estados Unidos, liderado por sus megaestrellas Kobe Bryant y LeBron James, que aplastaron a todos sus rivales incluida la España de Pau Gasol en la final (118-107). La otra estrella mediática fue el tenista español Rafael Nadal. Su paso por Pekín estuvo acompañado de fotógrafos, cámaras y focos. Pero nada de eso le distrajo y pasó con autoridad ganando el oro, que se sumó a su puesto de número uno mundial, el 18 de agosto.

Pero sus dos estrellas, Phelps y Bolt, entrarán con letras de oro en la historia del siglo XXI. Londres-2012, la próxima etapa del Olimpismo sueña ya con contar con nombres propios que puedan brillar tanto.