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La gran oportunidad de España

Llega la hora de la verdad para la selección española de balonmano, que se juega hoy (14.15 horas) su pase a semifinales ante la voluntariosa Corea del Sur. Un enemigo pegajoso, aunque asequible, frente al que el conjunto de Juan Carlos Pastor ha de dar su mejor cara; una versión desconocida que ha mantenido oculta hasta la fecha. El técnico vallisoletano había advertido de que, para tener opciones en el torneo olímpico, el equipo tendría que ofrecer su mejor repertorio defensivo. Por ahora, sin embargo, ha sido un auténtico coladero y el mayúsculo enfado del seleccionador tras el choque ante Brasil (36-35) era más que justificado.

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De todos modos, aunque las cifras indiquen que la 'roja' es muy permeable atrás, medirse a Corea del Sur en los cuartos de final es un regalo maravilloso e inesperado. España ha evitado a Dinamarca -actual campeona de Europa-; Alemania, campeona del mundo que ha caído eliminada y ha protagonizado así la mayor sorpresa de la competición; las siempre incómodas Rusia, Islandia... Los hombres de Pastor han completado una primera fase mediocre y, pese a ello, tienen la oportunidad de luchar por las medallas.

Entrerríos es duda

La mejor virtud de los surcoreanos no es el ataque posicional. De hecho, son los menos goleadores de los ocho clasificados, pese a tener en sus filas a Yoon, el gran jugador del Hamburgo. Esto puede ayudar a España, que tendrá que minimizar sus pérdidas de balón ya que a los asiáticos les gusta la velocidad. Pastor, además de la preocupación por la defensa, que sólo funcionó en los diez minutos fínales ante Polonia, también está pendiente del estado físico de Alberto Entrerríos, con un golpe ante los brasileños y que de ser baja mermaría las opciones ofensivas, donde se antoja fundamental la presencia del asturiano junto a Romero y Malmagro.

En caso de victoria, en las semifinales esperaría el ganador del Francia-Rusia y caer ante los galos o los rusos entraría dentro de lo comprensible. Pero perder contra los asiáticos, sin embargo, sería difícil de entender. Corea del Sur practica un balonmano asilvestrado, disperso y lo basa todo en la velocidad y el contragolpe. España está ante una magnífica oportunidad de empezar a jugar de verdad y, aunque parezca mentira, de pelear por las medallas.