IMAGEN. Iker y Xabi observan sin interés la celebración danesa. / AP
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Un peligroso precedente

La polémica decisión de los jueces de conceder el oro de vela a Dinamarca pese a cambiar de barco por una avería pone en entredicho las reglas de la Ley del Mar

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El jurado internacional de las pruebas de vela desestimó ayer la protesta del Comité de Regatas y anuló la que interpuso el equipo español contra Dinamarca, que ha obtenido la medalla de oro a pesar de disputar la última regata con el barco de Croacia. Lo justificaron porque, en su opinión, los ya campeones olímpicos «no tuvieron ninga ventaja adicional» al emplear la embarcación de los balcánicos. Esta resolución privó a Iker Martínez y Xabier Fernández de la medalla de oro en la clase 49er. y, además, ha sentado un peligroso precedente que puede provocar la desaparición de las reglas fundamentales de la Ley del Mar sobre regatas de vela.

España e Italia, país que también se vio perjudicado en la prueba porque la descalificación de los nórdicos le hubiera aupado al bronce, esperan recibir la notificación de la sentencia y no descartan recurrir al Tribunal de Arbitraje Deportivo. Los hechos reclamados se produjeron el domingo durante la Medal Race (regata final). Dinamarca, que encabezaba la clasificación general, decidió realizar unos bordos de entrenamiento antes de que se diera la salida para comprobar el estado de su material. Lo hizo a pesar del fuerte viento y las olas del Mar Amarillo de Qingdao. En una popa, el barco se fue de luz, volcó y se rompieron el palo y la vela mayor.

Los daneses regresaron a puerto para reparar los desperfectos, pero ya no tenían tiempo. Así que, sin solicitar permiso alguno, pidieron a los croatas que les dejaran su embarcación. Sólo comunicaron al Comité de Regatas que el barco con la matrícula CRO correspondía en realidad a Dinamarca. Disfrazados de croatas, llegaron tres minutos tarde a la salida, completaron la regata y lograron entrar en octava posición, lo que les garantizaba el oro. Martínez y Fernández y el resto de participantes no pudieron ocultar su asombro cuando les vieron cruzar la línea de meta.

Según la normativa de la competición, hay varios factores que convierten en ilegal la maniobra de los nórdicos. El primero es que el espíritu olímpico, ese del que tanto alardean en el COI, establece que a ningún atleta le está permitido competir bajo la bandera o con la camiseta de un país que no sea el suyo (el barco danés llevaba matrícula croata en las velas y el casco). Las reglas son además claras en cuanto a la situación que se vivió en Qingdao. Los equipos son indivisibles; es decir, ningún regatista puede navegar en un barco que no haya declarado como suyo.

Pero aún hay más argumentos que dan la razón a los españoles, ya que un participante eliminado, en este caso Croacia, nunca puede competir en una manga superior (como la Medal Race). La reglamentación sobre la reparación de las piezas del barco es también muy clara. En ningún caso se puede sustituir un casco por otro y sólo se pueden reemplazar componentes de los apéndices y las velas cuando el Comité de Medición lo autorice (los medidores no permitieron nada antes de competir, aunque diez horas más tarde lo hicieron). Además, las piezas del barco que estén deterioradas se pueden cambiar si se demuestra que la rotura es fortuita.

Es cierto que los daneses han ganado el oro en el agua, pero con artimañas irregulares y con el consentimiento del Comité de Medición y de los jueces. Los guipuzcoanos Iker Martínez y Xabier Fernández, campeones en Atenas en 2004, se han tenido que conformar con la plata. Lo aceptaron con deportividad en el acto de entrega de los metales.