Turistas desalojados en un hotel cercano a la primera explosión. / Reuters
ANDALUCÍA

ETA coloca tres artefactos en Málaga que obligan a desalojar a 15.000 personas de las playas

Dos de las bombas estallaron sin causar daños y una tercera fue desactivada Una llamada en nombre de la banda indicó que las explosiones se producirían en Guadalmar, Puerto Marina y la N-340 entre Málaga y Torremolinos

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Primer domingo de feria. Puente de la Virgen de agosto. Operación especial de tráfico. El fin de semana con mayor número de vuelos. Día de playa. Día tranquilo, con gente en las calles y aire festivo. Pero la calma duró muy poco. A las 10.35 horas, los bomberos de Benalmádena recibieron una llamada que rompió la tranquilidad de la mañana. Un hombre que hablaba en nombre de ETA lanzó el macabro mensaje. La voz advirtió de que iban a estallar tres artefactos explosivos entre las 11.00 y las 15.00 horas en la playa de Guadalmar, en Puerto Marina y en la N-340 entre la capital y Torremolinos, en sentido Málaga.

La aparente veracidad del aviso obligó a desalojar ayer a unas 15.000 personas, la mayoría bañistas que pretendían pasar un día de playa en Málaga o en Benalmádena. Los peores augurios se confirmaron a las 13.00 horas, cuando estalló la primera bomba, que estaba colocada en la playa de Guadalmar. ETA reaparecía en Málaga con su particular campaña de verano en lugares turísticos, que esta temporada ya ha salpicado a Cantabria y a la zona de Levante.

Un par de horas después, a las 15.05 horas, explotó el segundo artefacto, esta vez en Puerto Marina. El tercero fue localizado sobre las tres de la tarde bajo un puente de la A-7, cerca de la desembocadura del Guadalhorce, y pudo ser desactivado por los Tedax de la Policía Nacional. Afortunadamente, no hubo heridos y los daños materiales fueron muy leves.

Desalojo de Guadalmar

La amenaza de bomba hizo que se encendieran todas las alarmas desde muy temprano. Poco después de las once de la mañana, la policía comenzó a desalojar de Guadalmar a las más de 4.000 personas que estaban en la playa en esos momentos.

El principal problema consistía en localizar la bomba. La policía peinó la playa en busca del artefacto explosivo, que reveló su posición con puntualidad a la una de la tarde. La detonación, de escasa potencia, se produjo cerca del Hotel Tryp Guadalmar, en mitad de la playa.

La bomba de escasa potencia estaba enterrada en la arena, y era de difícil localización porque además estaba cubierta por matorrales. De hecho, sólo unos minutos antes de la explosión, varios agentes habían pasado por allí, sin detectarla. Cuando se produjo la defragración había policías a menos de treinta metros de la zona en la que se produjo el estallido. Una gran nube de arena lo cubrió todo y durante unos segundos al desconcierto se sumó el miedo ante la posibilidad de que la explosión hubiera alcanzado a alguno de los agentes que se encontraban tras el cinturón de seguridad, algo que afortunadamente no ocurrió.

Para entonces, la Policía Local y la Nacional ya habían desalojado a los bañistas de las playas de Malapesquera y Fuente de la Salud de Benalmádena, así como a todas las personas que se encontraban en los comercios y bares de Puerto Marina y a los usuarios del muelle deportivo. El desalojo comenzó a las 11.30 horas, y como ocurrió en Guadalmar, en poco más de quince minutos, más de 10.000 personas abandonaron la zona ante la posibilidad de que estallara un artefacto explosivo. La Policía estableció un primer perímetro de seguridad de 200 metros sobre el área evacuada, que iba desde el centro Marina Shopping hasta el puerto deportivo.

La amenaza volvió a convertirse en realidad a las 15.05 horas. El segundo artefacto explosivo estalló en la zona de aparcamientos situada cerca de los bares de copas de Puerto Marina. La bomba, también de poca potencia, estaba colocada en una arqueta, oculta entre la vegetación, junto a unos contenedores soterrados.

Daños en un coche

El artefacto hizo saltar por los aires la rejilla del registro, que cayó a unos veinte metros sobre un vehículo de la marca Audi que estaba estacionado en la zona. Fueron los únicos daños materiales de consideración que causó la secuencia de atentados.

La incógnita que quedaba pendiente era el lugar donde habían colocado la tercera bomba. La búsqueda se trasladó de la MA-21 -los agentes peinaron cada rincón sospechoso de la carretera- a la autovía A-7. A las tres y media de la tarde, la Guardia Civil localizó el artefacto en la mediana de la carretera, bajo un puente, a la altura del kilómetro 232, cerca de la desembocadura del Guadalhorce.

El hallazgo del tercer explosivo hizo que se cortara momentáneamente al tráfico la autovía del Mediterráneo en ambos sentidos entre los kilómetros 230 y 235. Mientras, los especialistas del Tedax de la Policía Nacional se afanaban en desactivar el artefacto, que quedó inutilizado poco después.

A última hora de la tarde, cuando la provincia comenzaba a recuperar la normalidad, se produjeron dos avisos de bomba que resultaron ser falsas alarmas. Una llamada a los bomberos de Vélez-Málaga alertó de la colocación de una mochila con un artefacto en el centro comercial El Ingenio. La Policía Local desalojó los cines de forma preventiva, aunque desde el primer momento no se le dio credibilidad al aviso. Hubo otro aviso similar en Torrox, también falso. Al parecer, las llamadas, en ambos casos, se hicieron desde Córdoba.