HÍPICA

El abuelo se despide

Los Juegos se quedaron ayer sin su abuelo, el japonés Hiroshi Hoketsu, que a sus 67 años era el deportista más longevo de todos los participantes. A lomos de 'Whisper', una yegua castaña de once años, el jinete de Tokio compitió el miércoles en la prueba individual de doma clásica, en la que quedó en el puesto 35, y ayer lo hizo en la modalidad por equipos, donde Japón quedó en el puesto décimo. Las medallas no depararon sorpresas. Oro para Alemania, plata Holanda y bronce para Dinamarca. A pesar de la desilusión por el décimo puesto, nadie duda de que este antiguo directivo de la multinacional Johnson and Johnson, jubilado desde 2002, ya está pensando en los Juegos de Londres. Y lo cierto es que tiene sus razones ya que ayer, con 62,542 puntos, fue el mejor del trío nipón. «Cuando uno tiene un objetivo, se mantiene joven», suele decir Hoketsu, que saca 53 años de diferencia al deportista más joven en Pekín, el saltador de trampolín inglés Thomas Daley.

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Bautizado por sus compatriotas como 'el viejo prometedor', tiene una historia de amores y desengaños con los Juegos. Hace 44 años, en los de Tokio, formó parte del equipo de saltos. Quedó el 40, pero la llama del olimpismo prendió en él para siempre. Hoketsu, que fue suplente en Los Ángeles, tampoco tuvo una experiencia muy agradable en su segunda participación olímpica, hace veinte años. Se fue de Seúl sin competir por una infección de su caballo. Decepcionado, decidió pasarse a la doma y se dedicó a competir en su país, donde ganó cinco campeonatos nacionales. La espina de los Juegos, sin embargo, aún la tenía clavada. Necesitaba, eso sí, un gran caballo. Perfeccionista como puede serlo un japonés terco, el resto lo ponía él: gimnasio y pesas por la mañana y, desde que se jubiló, una dedicación plena.