EN ACCIÓN. Una mujer recibe un masaje en las playas gaditanas. / ANTONIO VÁZQUEZ
CÁDIZ

Los fisioterapeutas alertan del peligro que suponen para la salud los masajes ilegales

Las playas de Cortadura y la Caleta son cada vez más frecuentadas por personas que ofrecen sus servicios sin cumplir los requisitos ni sanitarios ni docentes para la práctica de este ejercicio

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¿A quién no le ha apetecido alguna vez que le den un masaje mientras toma el sol en la playa? De hecho, es el sueño de muchos veraneantes mientras se relajan en su tumbona. Pues hay quien se dedica a cumplirlos, pero sin ceñirse a la legalidad. Ahí radica el problema. Hoy en día en nuestras playas no es difícil encontrar a alguien dispuesto a ganarse la vida ofreciendo un rato de relajación a cambio de unos euros. El Colegio Oficial de Fisioterapeutas de Andalucía ya ha dado la voz de alarma y alerta a la población para que «huyan de estos individuos». Para los profesionales, el intrusismo en el sector no sólo perjudica a ellos sino a los usuarios de estos servicios. «El peligro a la hora de ponerse en sus manos desde el punto de vista sanitario alcanza un índice considerable».

Según el secretario general del Colegio, Manuel Alcantarilla, ya han recibido diversas denuncias de los propios ciudadanos por contusión a la hora de recibir el masaje. Ya sea tumbado sobre la arena o en una hamaca, ninguna de las dos posiciones son recomendables para realizar el servicio. Todo ello sin contar con la falta de higiene que se da en la mayoría de los casos. «Los señores que realizan estos servicios ni siquiera se lavan las manos entre un masaje y otro. Además, tampoco cuentan con los productos necesarios para realizarlos. Utilizan cremas elaboradas por ellos mismos que no tienen la homologación necesaria», explica Alcantarilla.

Este organismo oficial también denuncia a este colectivo desde el punto de vista legal ya que, además de realizar prácticas fuera de la legalidad, no están dados de alta en el ámbito fiscal por lo que no tienen ninguna profesión asignada.

Desde el colectivo, mandan un mensaje claro a las posibles víctimas. «Siempre recomendamos que pidan factura para que puedan reclamar en caso de un supuesto daño», comenta Alcantarilla, quien asegura la complicación de demostrar después que el daño lo ha ocasionado esa persona.

Las lesiones más comunes son los daños musculares, como las sobrecargas o las contracturas; aunque no dejan de ser frecuentes las lesiones articulares y también los dérmicos. Manuel Alcantarilla enumera las denuncias que llegan a su despacho, «hay gente que se infecta de hongos, que le producen problemas en las vértebras, etc. y vienen aquí a pedir ayuda pero como la persona que prestó el servicio no suele estar dada de alta en la seguridad social pues no hay forma de reclamar».

El intrusismo en esta profesión se da en la mayoría de las localidades costeras españolas, por lo que la Bahía de Cádiz no es la excepción. El Colegio Oficial de Fisioterapeutas tiene constancia de esta práctica ilegal en playas de la capital como Cortadura, además de otras zonas del litoral gaditano como Rota, Chiclana o Algeciras. Para evitar que estas prácticas se sigan ofertando en nuestras playas, Alcantarilla pide colaboración ciudadana. «Estamos hablando de salud, los problemas de espalda deben ser tratados por profesionales». Además, puntualiza que «los masajes de relajación, que es lo que la gente suele buscar, no existen realmente. En la sociedad en la que vivimos las lesiones de espalda son muy frecuentes por lo que a la hora de hacer un masaje relajante casi siempre te encuentras con algún problema. Y, en ese caso, si tratan de solucionarlo, lo pueden empeorar». Alcantarilla también reclama el seguimiento de la Policía Local en zonas playeras como forma de erradicar este tipo de situación.

María del Carmen Ruiz acaba de abrir un centro de fisioterapia y osteopatía en Cádiz, aunque ya cuenta con otro de características parecidas. Alude a que «a los profesionales que ya tienen nombre no les afecta pero a los que empiezan puede afectarle negativamente». El presupuesto de la puesta en marcha de su nuevo proyecto asciende a 900.000 euros, sin contar los trámites burocráticos a los que hay que hacer frente, como una autorización de instalación, a cargo de el Servicio Andaluz de Salud, o un permiso de funcionamiento, a cargo de Inspección de Sanidad; además de satisfacer los requisitos necesarios para evitar cualquier tipo de barrera arquitectónica, por ejemplo.

Los fisioterapeutas profesionales se muestran tajantes al respecto. «Hay que erradicar el problema. A nosotros si un profesional se da de baja y lo sustituyo tengo que avisar al SAS inmediatamente; en caso contrario, la multa oscila entre los 500 y los 3.500 euros».