ACLAMADO. Obama saluda a unos simpatizantes. / REUTERS
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Obama y Sarkozy coinciden sobre Irak, Afganistán y la crisis de Oriente Próximo

Una breve entrevista en París demuestra su total acuerdo en asuntos de política exterior «Los franceses aman a los americanos», dice el anfitrión

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Nicolas Sarkozy y Barack Obama subrayaron ayer su gran coincidencia de puntos de vista en asuntos como Irán, Afganistán, el proceso de paz de Oriente Próximo y el cambio climático. En la breve visita del candidato demócrata a la Casa Blanca a París, el presidente francés también manifestó su «gran impaciencia» porque Estados Unidos elija a un nuevo dirigente para poder reforzar los vínculos transatlánticos.

Ambos políticos explicaron en una rueda de prensa conjunta el contenido de la reunión que durante una hora mantuvieron en el Elíseo. «Los franceses aman a los americanos», declaró a modo de bienvenida Sarkozy, quien expresó su deseo de que «tomemos muchas iniciativas en común entre Europa y Estados Unidos» con la futura presidencia norteamericana.

París fue la penúltima etapa de una gira de Obama por Irak, Afganistán, Jordania, Israel y Alemania, que concluirá hoy en Reino Unido y con la que ha querido responder a las críticas de los republicanos de que no tiene experiencia en política exterior.

A diferencia de la recepción multitudinaria que le recibió el jueves en Berlín, donde fue aclamado por 250.000 personas y pronunció el único discurso de su gira, Obama sólo pasó unas horas en la capital gala, que sin embargo, pusieron de relieve su sintonía con Sarkozy, quien no oculta su admiración por el país que el senador de Illinois pretende dirigir durante los próximos cuatro años.

El aspirante afroamericano dijo que «confía» en Sarkozy para reforzar las relaciones transatlánticas, que llegaron a su punto más bajo en 2003 cuando el entonces presidente francés, Jacques Chirac, abanderó la oposición internacional a la decisión de George W. Bush de invadir Irak. El candidato demócrata dijo que «durante demasiado tiempo» ha existido una «caricatura a ambos lados del Atlántico» en la que los estadounidenses han sido considerados «unilaterales y militaristas» y los europeos como gente «que no quiere mancharse las manos» para solucionar los principales problemas del mundo.

Obama, quien se felicitó de que Sarkozy haya roto «muchos de esos estereotipos», destacó que es uno de los «líderes más importantes» frente al problema del programa nuclear iraní, que plantea «una situación extremadamente grave». Advirtió además a Teherán de que «no debe esperar al próximo presidente norteamericano» para aceptar la oferta que le han hecho seis potencias -EE UU, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania- para poner fin a su «programa nuclear ilícito», porque no haría sino aumentar las presiones.

«Sin alternativa»

Al mismo tiempo, agradeció a Francia su contribución a los esfuerzos por pacificar y desarrollar Afganistán, «una guerra que tenemos que ganar, porque no hay alternativa», y repitió su petición a los europeos para que intensifiquen sus esfuerzos en ese país.

Obama subrayó también la necesidad de que estadounidenses y europeos trabajen juntos para solucionar el conflicto en Oriente Próximo, la crisis en la región sudanesa de Darfur, el cambio climático, los problemas energéticos y para combatir el terrorismo, cuestiones que «no pueden ser solucionadas por un solo país».

«Estados Unidos es un país poderoso, pero en un tema como el cambio climático no podemos trabajar solos. Será necesario un esfuerzo internacional» y una «agenda común», señaló al afirmar que si sale elegido presidente, la lucha contra el calentamiento del planeta será una de sus prioridades.

Durante la rueda de prensa, Obama y Sarkozy mostraron una gran complicidad y el candidato demócrata recordó que en la visita que hizo el líder francés a Washington en noviembre pasado, fue recibido como «una estrella del rock» y los estadounidenses volvieron a llamar a las patatas fritas 'french fries' (fritas francesas), una expresión prohibida en plena crisis de las relaciones bilaterales.

«La aventura de Barack Obama es una aventura que habla a los corazones de los franceses y de los europeos», dijo Sarkozy, quien precisó sin embargo que «son los estadounidenses los que deben elegir a su presidente».