TRAVESÍA. La Virgen del Carmen procesionó a bordo de un barco por el litoral puertorrealeño. / T. B.
PUERTO REAL

La Señora del Carmen procesionó sobre las aguas

Más de treinta embarcaciones acompañaron a la Virgen Marinera Se bendijeron las aguas y se rezó una oración por los muertos en la mar

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La procesión marinera de la Virgen del Carmen, como es tradición en la localidad, se celebro ayer y en ella participaron centenares de personas. Los actos se iniciaron a la cinco y media de la tarde con el rezo del Rosario en las aguas de la playa de la Cachucha, ceremonia en la que tomaron parte numerosos fieles y bañistas que, caminaban por la orilla detrás de la Virgen, llevada en parihuelas por costaleros de la hermandad.

Sobre las seis de la tarde se procedió al embarque de las andas en una embarcación para procesionar y navegar por el entorno marítimo del litoral puertorrealeño. Unas cuarentas embarcaciones, engalanadas con banderas y gallardetes, dieron escolta a la Virgen durante su singladura por las aguas locales, haciendo sonar las sirenas y bocinas. Realizada esta travesía, el barco con la Virgen atracó en la Puntilla del Muelle, que se encontraba llena de público. Cundo llegó, el vicario pastoral Jesús Andrade procedió a la bendición del mar y rezó una oración por los marineros fallecidos, haciendo especial mención a los tripulantes del Nuevo Pepita Aurora.

«Roguemos por todos nuestros hermanos fallecidos a lo largo de este año, que nos han ido abandonando temporalmente, pero que nos acompañan espiritualmente, y concretamente por los náufragos del Pepita Aurora», manifestó el sacerdote.

A continuación, se arrojo a las aguas un ramo de flores, y los fieles congregados en la explanada del muelle puertorrealeño entonaron la Salve Marinera.

El hermano mayor de la hermandad de la Virgen del Monte Carmelo, José María Guerrero, agradeció a todas las embarcaciones que acompañaron a la Virgen en la procesión marinera.

Tras el desembarco, la patrona de los hombres de la mar retornó en solemne procesión a la parroquia de San Sebastián recorriendo las calles Paseo Marítimo, Cruz Verde, De la Plaza y Ancha, tras lo que regresó a su templo. En todo momento estuvo acompañada por numerosos fieles que entonaron diversos cánticos litúrgico.

A las ocho y media, la virgen hizo su entrada en la prioral puertorrealeña donde se celebró la Eucaristía. La talla de la virgen que se utiliza en la procesión marinera, es más pequeña que la imagen titular, y es obra del taller Santa Rufina, de Sevilla, y pertenece a la hermandad desde hace 28 años.