Tribuna

Cádiz, ciudad cerrada

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ubo un tiempo en que los gaditanos de Extramuros «bajábamos» a Cádiz con la ilusión de quien gana un premio: paseo, compras, visita a la abuela, helado en los Italianos, libro en Cerón, merienda en La Camelia, cita con la pandilla... El casco antiguo, la ciudad por sí misma, era el territorio soñado, imprescindible para la vida. Ya no. Por muchas razones, la proliferación de los lugares de ocio y compras, las prisas, los nuevos modos de vida, pero la realidad es que bajar a Cádiz ha dejado de ser un placer y se ha convertido en una tortura. La obra de Canalejas puede dar la puntilla al centro y terminar de convertirlo en recinto inaccesible, en ghetto, como si se hubieran levantado de nuevo las murallas.