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La implicación de un inocente

Javi Acuña ha vivido desde la distancia el descenso del Cádiz pero ahora regresa con la misma ilusión con la que llegó para devolver al equipo a la categoría que se merece

CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Pese a ser de los pocos que está libre de culpa en el desastroso año que ha acabado con el equipo en Segunda B, Javi Acuña no ha du-dado en arrimar el hombro para sacar a flote un equipo al que llegó como menor de edad. En su corta trayectoria en el club ha vivido muchas situaciones. Desde pasarse un año entrenando con un equipo de Primera sin competir a jugar cedido en un club de Segunda mientras veía como el club que le paga descendía. Su caso no es más que otra contradicción de las muchas que han motivado la situación actual.

Desde el primer día en el que se consumó el descenso, el paraguayo sintió como un deber sacar al equipo del pozo donde ha caído por méritos propios. Pese a que la mayoría de los culpables tratan de batirse en retirada para no ensuciar más sus carreras, el guaraní asumió que su obligación pasa por estar a las duras y a las maduras. «Soy jugador del Cádiz y si me toca jugar en Segunda B lo haré sin problemas. Habrá que luchar para sacar cuanto antes al equipo de la Segunda B», dice comprometido.

Aunque seguirá siendo de los más jóvenes del vestuario, también es de los que más claro lo tiene. Está convencido de que el Cá-diz jugará en Segunda B y qué mejor que cambiar el chip cuanto antes. Así, se permite el derecho de lanzar un mensaje cargado de razón. «Sería bueno que en el equipo nos mentalicemos de que nos tocará jugar en Segunda B», dice convencido de que es el mejor camino para encarar cuanto antes lo que puede ser la cruda realidad. Lógicamente, tampoco quiere cerrar todas las puertas a la esperanza. «La verdad es que está difícil aunque ojalá acepten el recurso», dice obligado por las circunstancias.

Ni conoce la Segunda B ni le asusta. Y si es de los primeros en concienciarse de que tocará remangarse, también es de los más decididos en querer ganarse el respeto en los nuevos campos que esperan al Cádiz. «No hay que entrar poco a poco, en Segunda B hay que encontrarse tan pronto como se entre. Hay que entrar de una tacada», aconseja al resto.

Junto a Bezares, Raúl López, Enrique y Cristian ha demostrado su interés por seguir independientemente de la categoría donde se milite. «Espero demostrar a la afición que puedo hacer grandes cosas aquí». Porque si de algo es consciente Acuña, lo es de que tanto a la afición como a su presidente le debe grandes tardes de fútbol. Pero también se defiende de las críticas y cree que el boom que siguió a su fichaje le ha pasado factura. «En esta vida hay que ir poco a poco y trabajando. Con mi fichaje se decían muchas cosas. Lo de si era un crack y todo eso... Y claro, la gente creía que iba a explotar rápido y no ha sido así. Por eso mismo, este año promete trabajo más que goles aunque confía en que lleguen de una vez.

Las lesiones le han impedido hacer un buen año en Salamanca. Pero su estancia allí no ha sido en balde. Asegura que ha madurado mucho. «He tratado de agarrar todas las cosas positivas y también puedo decir que vengo de un equipo que ha quedado sexto».

Muestra desinterés en las ofertas que pueda tener y destaca con «orgullo» que el Cádiz le haya nombrado intransferible. Sin ir más lejos, el Almería estaba interesado en él pero ni tan siquiera se le dejó formular una oferta.

No se explica como el Cádiz ha podido descender aunque hace un razonamiento de lo más sencillo. «El fútbol es cuestión de rachas. El Cádiz cogió una mala y no la soltó». Asegura que desde Salamanca asistió al descenso de su equipo con «mucha rabia por no poder ayudar desde el campo a mis compañeros. No sé, aunque sólo fuera para darles un empujoncito», lamenta.

acarbonell@lavozdigital.es