Sexto encierro de San Fermín. /REUTERS
sexto encierro de san fermín 2008

Un herido por asta de toro en un encierro muy concurrido y con mucha tensión

Un hombre ha recibido un 'puntazo' en el glúteo y ha sido trasladado al Hospital Virgen del Camino

PAMPLONA Actualizado: Guardar
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Los seis toros de la ganadería de Dolores Aguirre protagonizaron hoy un encierro multitudinario y rápido en la sexta carrera de los Sanfermines, que transcurrió con la manada unida hasta llegar a la calle Estafeta, donde se vivieron los momentos de más peligro y emoción. Tan sólo hay que lamentar el 'puntazo' en el glúteo sufrido por un corredor en el tramo del Callejón. Un total de cinco personas han sido trasladadas al Hospital Virgen del Camino de Pamplona con heridas de diversa consideración.

El encierro, que duró poco más de tres minutos comenzó a las 8 en punto, cuando estalló el cohete y la manada salió unida de los corrales de Santo Domingo, encabezada por los mansos, para dar comienzo al sexto encierro de los Sanfermines.

Las reses subieron la cuesta a un ritmo muy veloz pero de forma limpia, a pesar de la gran cantidad de corredores congregados. Los primeros momentos de peligro se vivieron en la llegada al Ayuntamiento donde se registraron varias caídas de corredores.

Sin embargo los momentos de más tensión y peligro se vivieron en la calle Estafeta, ya que uno de los toros resbaló justo antes de llegar a la curva de Mercaderes y se separó del resto de la manada junto a un segundo toro. Así, se quedaron por delante los cabestros y cuatro toros, mientras que más atrás seguía los otros dos.

En la calle Estafeta se congregaron gran cantidad de corredores y eso provocó que hubiera más caídas. Además en este tramo un mozo corrió varios metros muy cerca de uno de los toros, que lo llevó de cuerno a cuerno sin que curiosamente el joven llegara a caerse.

Sin embargo, la manada siguió en línea recta y el buen hacer de los pastores y algunos corredores consiguieron llevar a los toros hasta Telefónica sin que ningún toro se diera la vuelta. En este tramo, los mozos pudieron lucirse delante de los astados y el hecho de que la manada se hubiera roto al principio de la calle permitió a más corredores poder correr cerca de los astados.

El momento más peligroso se vivió en la bajada al callejón, cuando uno de los toros corneó a un corredor en el glúteo. Finalmente los astados llegaron al callejón de la plaza en fila india.