LA BOLSA

Festín esporádico a pesar de los malos datos

Algo extraño sucede, cuando los datos confirman el mal estado de la economía (el Eurostat rebaja el PIB de la zona euro al 2,1% en el primer trimestre y Tinsa asegura que el precio de la vivienda ha caído un 2,5% en ese periodo); las previsiones apuntan a un posible empeoramiento (la CECA estima que la morosidad puede llegar al 4% en 2009 y BBVA adelanta que el PIB se ha mantenido plano hasta junio); y los mercados reaccionan con importantes subidas.

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Y lo que pasa es que, con la subida que experimentó ayer el Ibex-35 (1,74%, y a un punto de superar los 12.000), se confirma que el parqué es pasto de corto-placistas, o especuladores, o «day traders», o como se les quiera denominar. Aquí, y en el resto de los mercados: el FTSE londinense se apuntó un 1,64%; el CAC parisino ganó un 1,50%; y el DAX alemán se revalorizó un 1,30%.

Con la publicación de los primeros resultados de la temporada, de la mano de Alcoa (su beneficio se ha reducido un 23% hasta los 546 millones de dólares, en coincidencia con lo previsto por los analistas), Wall Street se olvidó de las alzas. Además, el barril de petróleo experimentó una leve subida (en torno a los 137 dólares), al igual que el euro (alrededor de los 1,57 dólares).

A pesar de los malos datos inmobiliarios y financieros, fueron precisamente las compañías constructoras y los bancos los que protagonizaron las mayores subidas del Ibex-35. OHL se situó a la cabeza, con una ganancia del 6,26%.