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Uribe se erige en el paladín de la libertad frente a un oscurecido Chávez

La liberación de los 15 rehenes impulsa al líder colombiano, mientras acaba con la 'vocera' mediación del venezolano

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Planeado o fortuito, el «impecable» rescate de Ingrid Betancourt y otros catorce secuestrados es el mejor regalo que el presidente Uribe ha podido recibir, precisamente hoy que cumple años. El éxito operativo militar «perfecto» y «100% colombiano», según el general Freddy Padilla, ha llevado al jefe del Estado de nuevo a la cima de su popularidad. En presencia de todos los liberados, el mandatario reiteró la invitación a las FARC «para que hagan la paz. Hemos mantenido siempre la disposición, que empiecen liberando a los secuestrados que aún tienen en su poder».

Las suspicacias de las últimas semanas respecto a la compra de votos de legisladores opositores para que apoyaran en el Parlamento el cambio constitucional que permitió su reelección y los escándalos por los vínculos de políticos cercanos a los palamititares han quedado en segundo plano.

Varios analistas consideran que a partir de ahora el gobernante conservador puede hacer lo que quiera. Si desea convocar un nuevo cambio constitucional para optar a su segunda reelección no tendrá ningún problema en recibir los apoyos necesarios. O también podría elegir retirarse con todos los laureles por haber sido quien logró someter a la otrora poderosa guerrilla.

El senador opositor, Gustavo Petro, lo resumía así: «El presidente puede escoger entre dos caminos: o perpetuarse en el poder, porque no va a tener contrincantes, o terminar su segundo período y pasar a la historia como el hombre que pudo doblegar a las FARC».

Además, Uribe cuenta con otra baza para negociar el intercambio humanitario bajo sus propias condiciones. El año pasado la guerrilla tenía a 60 'canjeables'; en este momento sólo 26, una cifra que reduce su capacidad de presionar.

La liberación de Betancourt también es una buena noticia para el líder francés Nicolás Sarkozy, vapuleado en los últimos tiempos, sobre todo en la prensa, más por su vida personal que por su buen hacer político. El jefe del Elíseo no dejó pasar la oportunidad y recibió a los hijos y la hermana de Ingrid. Posiblemente hoy mismo se reúna en París con la ex candidata francocolombiana. Desde su llegada a la presidencia gala, Sarkozy se empeñó en la liberación de la ex candidata a la jefatura del Estado colombiana. Incluso envió en varias ocasiones aviones a la selva para una posible evacuación de la ya ex cautiva.

Pero con Betancourt en libertad, y aunque su Gobierno ha prometido seguir trabajando por la liberación de todos los rehenes, su influencia se reduce, como también la de los gobernantes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Ecuador, Rafael Correa. Pero nadie quedará totalmente fuera de juego porque la misma Ingrid dijo que su intermediación es muy importante. Agregó que eran «aliados importantes en este proceso, pero bajo un condicionante que tiene que ser el respeto de la democracia colombiana». Afirmó que «los colombianos eligieron a Álvaro Uribe, no a las FARC».

La política liberada demostró que lo sigue siendo: pidió a «todos los pueblos hermanos de nuestro continente que nos ayuden a que las transformaciones en Colombia también se den por la vía democrática».

«Se acabaron los fusiles»

Ayer Chávez, desacostumbradamente moderado, daba la enhorabuena a Colombia y dirigiéndose a las FARC recordaba unas recientes declaraciones afirmando que «el tiempo de los fusiles ya pasó. Ojala que no nos obliguen a retornar a esos tiempos». El mandatario bolivariano agregó: «Creo que es otra hora la que estamos viviendo y hago un llamado a la guerrilla para que lo piense». Aseguró no tener dudas acerca de la disposición de los gobernantes del continente para «conformar un grupo de países garantes». «Enhorabuena pues a Colombia y ojalá no corra o no brote una gota de sangre más ni en Colombia ni en el mundo. Ojalá podamos ir construyendo ese camino de justicia, igualdad, democracia y de paz», sentenció.