53.000 ESPECTADORES llenarán hoy el estadio. / EFE
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Un estadio con pasado nazi

La Gestapo utilizó el Ernst-Happel como campo de concentración en 1939

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Viena, que eligió renovar su viejo estadio de 77 años en lugar de construir uno nuevo para la Eurocopa-2008, albergará esta noche la final en un complejo que sirvió para la propaganda nazi y fue utilizado por los seguidores de Hitler como campo de concentración. El Ernst-Happel, llamado Prater en sus orígenes por el nombre de la periferia en la que se levanta, abrió sus puertas por primera vez en 1931 después de 23 meses de construcción y con capacidad para 60.000 personas. Su estructura, concebida por el arquitecto alemán Otto Ernst Schweizer, había sido calificada de «utopía hecha acero, vidrio y cemento».

Tres años después de su inauguración, el estadio empezó a ser utilizado con fines fascistas. Escolares desfilaron en el campo para rendir homenaje al canciller austriaco fascista Engelbert Dolfuss. El dirigente aprovechó ese acto para proclamar una nueva constitución, transformando el país en una dictadura. Cuatro años más tarde, el 3 de abril de 1938, el mismo estadio Prater recibe el 'Partido de la Anschluss', quince días después de la ocupación alemana en Austria a cargo de Adolf Hitler. La propaganda nazi intentó utilizar ese encuentro como símbolo de una hipotética reconciliación entre las dos partes del Reich. Los austriacos derrotaron a los alemanes 2-0 delante de grandes banderas nazis. Siete días más tarde, el referéndum sobre la anexión fue ganado por los partidarios de la unión al Tercer Reich de Hitler. Luego, a partir del 10 de septiembre de 1939, la Gestapo alemana usó el estadio como una gigantesca prisión y retuvo a más de mil judíos con el pretexto de que las prisiones vienesas estaban desbordadas.

Renovación

Los prisioneros fueron enviados después al campo de concentración de Buchenwald, el 30 de septiembre. Lo increíble fue que al día siguiente el estadio volvió a ser utilizado como campo de fútbol como si nada.El estadio fue rebautizado con el nombre del legendario entrenador Ernst Happel, en 1993. De cara a la Eurocopa, las autoridades invirtieron unos 37 millones para ampliar su aforo hasta los 53.000 espectadores, adecuar sus servicios para la cita y dejarlo listo para la final.