EXPECTACIÓN. El público de los Museos de la Atalaya asiste a la llegada de Antonio Gala. / TAMARA SÁNCHEZ
Cultura

«Mi teatro no es realista: está matizado con poesía, comprensión y mala leche» Un seminario denso y lujoso

Antonio Gala cerró ayer el IV Seminario Permanente de la Fundación Caballero Bonald, dedicado al género dramático Su compañero de mesa, Andrés Peláez, analizó su obra y destacó momentos clave como su descubrimiento teatral

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Su presencia -acompañado por uno de sus inconfundibles bastones- despertó los flashes de los fotógrafos y los focos de las cámaras de televisión aunque parece que no le gustó demasiado. El escritor, dramaturgo y poeta, Antonio Gala, aseguró estar conociendo ayer un Jerez «más caliente de lo que yo lo recordaba», en alusión a la temperatura que soportó ayer y al tiempo que vivió en la ciudad durante su juventud.

La Fundación Caballero Bonald cerró ayer el IV Seminario Permanente dedicado al teatro de autores andaluces con la intervención del escritor, que estuvo acompañado por el director del Museo Nacional del Teatro de Almagro, Andrés Peláez. «Estoy aquí como si estuviese en mi casa, Caballero Bonald es compadre mío», dijo Gala.

Bordeando los límites de la altivez, Antonio Gala quiso, ante todo, entregarse a sus admiradores que llenaban la sala de los Museos de la Atalaya y que lo recibieron con un aplauso.

A lo largo de todo el acto, se prestó a cuantos comentarios pudiera hacer su compañero de mesa sobre su obra, eso sí, sin dejar de matizar ninguno.

«El género dramático es el que da a conocer a Antonio Gala al gran público -comenzó Peláez-. Si revisamos los manuales de historia de la Literatura, siguen situándole en la generación realista, que arranca tras la publicación de Historia de una escalera, de Buero Vallejo».

Según el protagonista de ayer, «mi teatro no es realista. Es como una reacción frente a determinadas situaciones todo matizado de poesía, de comprensión, de voluntad y de mala leche».

Aunque la conversación giraba demasiadas veces hacia su obra novelística, Peláez la recondujo de nuevo hacia el teatro: «Él fue la única apuesta por un autor nuevo que se hizo en un teatro oficial como era el María Guerrero», recordó.

El artífice del descubrimiento, en los años sesenta, fue José Luis Alonso de Santos, considerado por Gala como «el mejor director que ha tenido el teatro español». «Quizás no hubiera escrito más teatro si no hubiera dado con él», explicó el autor de El pedestal de las estatuas, cigarrillo en mano. «Fue él quien me enseñó los buenos modos del teatro», añadió.

Censurado

Antonio Gala fue uno de los muchos autores que sufrieron en sus obras la censura del régimen franquista: «Él sintió la censura más que cualquier otro», aseguró Peláez. Por ejemplo, destacó el caso de El sol en el hormiguero, del que le suprimieron 18 páginas. «Tenía una gran carga política», recuerda el escritor.

Numerosísimo publico se acercó ayer hasta los Museos de la Atalaya para conocer al escritor, entre ellos, la delegada de Cultura y Fiestas del Ayuntamiento de Jerez, Dolores Barroso.

vmontero@lavozdigital.es La Fundación Caballero Bonald cerró ayer con la presencia de Antonio Gala la cuarta edición del Seminario Permanente, dedicado en esta ocasión a Autores y textos andaluces en el teatro español. Este ciclo de actividades -coordinado por la Universidad de Cádiz- ha contado con intervenciones de lujo como la de Salvador Távora o la del propio Gala.

La singularidad de la apuesta de este año es que las sesiones contaron con lecturas teatralizadas de los textos y autores estudiados. El Seminario comenzó su andadura en enero con Dolores Albiac Blanco que disertó sobre la obra de José Cadalso. Después vendrían intervenciones sobre García Gutiérrez (Alberto González Troyano), Federico García Lorca (a cargo de Jesús Rubio), José Martín Recuerda (por Javier Huerta), hasta llegar a Távora (analizado por César Oliva) y Gala (a cargo de Andrés Peláez).

La afluencia de público y las cuatro ediciones celebradas confirman la consolidación de una actividad más de las promovidas por la Fundación Caballero Bonald.