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La amenaza del estrés postraumático

Una circunstancia extrema, como es un secuestro, no afecta a todo el mundo por igual. Pero afecta. «Ahora mismo este hombre está sufriendo una indefensión tremenda, que se produce cuando nos damos cuenta de que sí nos puede pasar algo grave», expresa la psicóloga Ana Ariza.

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El mayor riesgo de esta situación es, para Ariza, la posibilidad de desarrollar estrés postraumático. Pero no es el único. También puede sufrir síntomas físicos -taquicardias, sudoración excesiva, visión borrosa, etc- que podrían somatizarse y derivar en enfermedades de varios tipos. Todo depende, subraya la psicóloga, de la salud que tenga el individuo antes del suceso y de su personalidad. Pero también de cuándo reciba el apoyo psicológico que necesita. «Cuanto antes empiece, mejor, porque está demostrado que en las intervenciones in situ es cuando mejor se controla», agrega.

Lo normal, además, es que este hombre, «que tiene que haber vivido un miedo inmenso» desarrolle pensamientos paranoicos y se dedique a revivir los hechos de manera obsesiva. «Cuando menos quiera recordar, más lo hará, con todo lujo de detalles», adelantó la experta.

Tampoco se descarta que pueda padecer el síndrome de Estocolmo, «al igual que sucede en los casos de violencia doméstica».