ENTRADA. La Guardia Civil intervino recientemente un alijo de droga en el aeródromo de Trebujena. / CRISTÓBAL
Ciudadanos

El narcotráfico a gran escala recurre a la Sierra como alternativa a la costa

Las últimas redes desmanteladas ponen en evidencia un negocio ilícito en auge Las localidades también padecen los efectos colaterales de esta actividad

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El arresto de 18 vecinos, el registro de 15 viviendas y un bar y la incautación de droga, reveló que en Prado del Rey, con una población de más de un millar de habitantes, se movía algo más que tierras y ganado. La Guardia Civil asestaba a finales de 2007 un golpe a las redes de narcotráfico que operan en la Sierra, pero también sacó a la luz una realidad impensable: el negocio de la droga a media y gran escala no sólo es un problema de la costa.

Este operativo no iba detrás de traficantes dedicados al menudeo, ya que se incautó más de un kilo de cocaína. El cabecilla, vecino de Prado del Rey, suministraba a vendedores de otras localidades y tenía contactos con las grandes redes sudamericanas que le abastecían. Dos colombianos fueron apresados, tras un último viaje desde Madrid.

Fuentes no oficiales de la Guardia Civil confirmaron que el narcotráfico de grandes vuelos está utilizando la Sierra como puerta de entrada de sus mercancías ante los controles en la costa. «Los traficantes van por delante, mientras que los medios del Estado son limitados. Se ha priorizado en los municipios costeros porque tradicionalmente han soportado más presión de los narcos, pero no se puede perder de vista a la comarca serrana».

Este periódico ha tenido acceso a la actividad de los cuarteles principales que hay en la comarca serrana y existen varios elementos en común: pocos efectivos (es habitual que haya más municipales que guardias civiles) y un trabajo que depende de las unidades de Cádiz cuando lo que se combate no son delitos de poca entidad. Pero además, la Sierra ve peligrar su paz natural, ya que el narcotráfico siempre trae consigo efectos colaterales como los robos o las agresiones.

ARCOS

Un plan de urgencia

La alcaldesa de Arcos, Josefa Caro, ha mantenido encuentros con el ministro del Interior, la Subdelegación del Gobierno y la Guardia Civil para «reforzar» la seguridad ante la oleada de actos vandálicos y delitos que está padeciendo la zona. En coordinación con la Benemérita, se decidió adoptar un Plan de Seguridad específico que tendrá un seguimiento trimestral y en el que también se incluye la vigilancia de las zonas más apartadas del casco urbano. La regidora espera que esta medida devuelva la sensación de «seguridad a los vecinos».

Será este fin de semana cuando entre en vigor esta medida, que no supone ampliación alguna de los efectivos de la Guardia Civil. Por ello, la alcaldesa ha aprovechado el Congreso Provincial Extraordinario del PSOE para solicitarle a Rubalcaba la incorporación de más agentes. El cuartel arcense es el único puesto principal de la Sierra. Bajo esa denominación están aquellos destinos que están mejor equipados con grupos específicos para prevenir la delincuencia, por ejemplo. Y se ubican en municipios con una importante población o altos índices de delincuencia. En el otro extremo están los puestos auxiliares que tienen una dotación de personal muy escasa, como el de Bornos, donde trabajan en la actualidad un cabo y tres guardias civiles.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en 2007 Arcos contaba con una población de 30.508 habitantes, y en su cuartel hay destinados 42 agentes. Por hacer una comparativa que evidencie la situación más deficitaria que tiene la Sierra con respecto a otros puntos de la provincia, en 2006 se acordó elevar la categoría del cuartel de Conil, cuya población se dispara en verano. Hoy en día hay 49 agentes para 20.301 residentes. Esto se debe a que la localidad conileña se ubica en el litoral de La Janda, zona castigada por el narcotráfico. Pero fuentes no oficiales de la Guardia Civil, la AUGC y las asociaciones antidroga coinciden en un análisis: los traficantes buscan lugares menos controlados para operar con tranquilidad. Por eso, no les resultó extraño que el asesor fiscal que tenía la banda recientemente desmantelada, que introducía hachís en avionetas, fuera apresado en Arcos. La función de este individuo, según las pesquisas policiales, era el blanqueo del dinero ganado por la organización.

En materia de seguridad ciudadana los datos sobre actuaciones llevadas a cabo por agentes del equipo de Policía Judicial que operan desde el cuartel arcense y de sus compañeros de destino también demuestran un incremento paulatino de hechos delictivos. En 2006 realizaron 1.137 intervenciones (179 detenidos), en 2007 fueron 1.315 (con 181 apresados) y en el primer cuatrimestre del año ya suman 525 actuaciones y 63 arrestados. Y en esta estadística no aparecen las grandes investigaciones de las unidades centrales que hay en la Comandancia de Cádiz.

VILLAMARTÍN

Narco pistas

Las pistas agrícolas ubicadas en su término municipal han sido utilizadas por bandas organizadas para la introducción de cargamentos de hachís por el aire. Al encontrarse en lugares apartados y sin vigilancia, los traficantes prefieren invertir más dinero en una infraestructura aérea, que les garantice un alijo con éxito, que «jugárselas en el mar». El presidente del colectivo antidroga Nexos, Francisco Mena, señala el blindaje paulatino de la costa como motivo principal de los cambios de rutas. «Cuando el Sive se implantó en Algeciras, los traficantes explotaron con más ahínco la costa de La Janda y conforme se fueron colocando cámaras se fueron desviando hasta llegar a Portugal. No se puede abandonar la Sierra».

Villamartín cuenta actualmente con 24 agentes de la Policía Local. Una cifra insuficiente para una población de 12.362 habitantes (según datos del INE), a juicio del Gobierno local, que apuesta por una ampliación de al menos 30 policías más. Para ello, en breve, se convocarán nuevas plazas. En cambio, el delegado de Seguridad Ciudadana, Juan Carrero, no comparte la misma visión con respecto a la Guardia Civil y su cuartel, que entiende que está bien cubierto. Aunque no vería con malos ojos más personal.

Se da la circunstancia que hay más municipales que funcionarios de la Benemérita en labores de seguridad ciudadana, pese a que las competencias de los guardias son mayores. El cuartel cuenta con 21 agentes, de los cuales trabajan en la vigilancia del término municipal 14 de ellos (no se incluyen los efectivos del destacamento de Tráfico).

Este pueblo es un lugar de paso en la Sierra que acoge diariamente a cientos de vecinos que acuden a hacer gestiones a la Seguridad Social, Mancomunidad, Centro de Especialidades Médicas y Hospital, por lo que el tránsito de personas desconocidas en la localidad es constante.

Las cifras de actuaciones llevadas a cabo por los agentes del cuartel de Villamartín, sumando las que también hacen las patrullas de Tráfico, demuestran una situación contenida con 1.105 intervenciones y 63 arrestados en 2006, 1023 y 66 detenidos en 2007 y 263 y 18 apresados hasta abril de este año.

UBRIQUE

Reyertas

Pese a las llamadas de calma que se han hecho desde el Ayuntamiento, las reyertas ocurridas en la zona de movida, con cerca de una decena de imputados y la droga como posible hilo conductor, hizo que se abriera un debate sobre la seguridad en uno de los municipios más importantes de la Sierra, por renta per cápita y número de habitantes. Pero a la delincuencia habitual se añade el tráfico de drogas que está dejando de ser una cuestión de menudeo para ir a mayores, con redes bien organizadas que suministran a otros pueblos cercanos, y que tienen contactos con suministradores venidos de Madrid o Jerez.

Los últimos acontecimientos generaron un malestar en la Policía Local, que aprovechó la situación para denunciar la situación por la que atraviesa y por la cual se ha negado a hacer horas extras.

Hay 21 agentes municipales para dar cobertura a más de 17.000 habitantes. Las estimaciones del Gobierno es que debería haber un mínimo de 28 efectivos. Según el sindicato de la Policía Local, determinados turnos de guardia se han realizado con un efectivo en la centralita y otro de patrulla; una situación que se ha producido en momentos de máximo riesgo como las noches de los fines de semana.

El edil de Seguridad Ciudadana, José González, ve en el número de guardias civiles destinados en su localidad uno de los puntos débiles: «Hay que aprovechar mejor los recursos y el acuartelamiento de la zona está infrautilizado». El Instituto Armado dispone en este punto de la Sierra de 20 agentes. Como en otras localidades, el número de municipales que tienen más limitadas sus competencias, supera al de guardias civiles. En los últimos dos años no han superado estos agentes de la Benemérita las 1.000 actuaciones anuales. «Los compañeros dependen de los efectivos de la Comandancia de Cádiz y de Policía Judicial de Arcos para poder acometer grandes operaciones, porque ellos no pueden. Y son los delitos graves los que generan alarma y los que se deben atajar antes de que estas bandas se asienten por completo», comenta el delegado de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), José Encinas.

PUERTO SERRANO

Los asentamientos

En otoño de 2006 era asesinado un hombre de etnia gitana a manos de tres individuos, uno de ellos menor de edad. Fue en ese momento cuando se difundía más allá de los límites de este pequeño pueblo la realidad que venían denunciando sus vecinos. Hasta la localidad estaban llegando familias conflictivas de barriadas sevillanas como las Tres Mil Viviendas o Torreblanca, verdaderos mercados de la droga. Las fuentes consultadas por la Guardia Civil confirman que es una práctica habitual de los delincuentes, huir de sus lugares de origen cuando cometen delitos y no son apresados. Una población tan pequeña, vigilada por 12 guardias civiles, es un buen destino. Su alcalde, Pedro Ruiz, que suele aportar una visión social ante este problema, ahora teme que la falta de trabajo pueda ser el detonante para un repunte de la delincuencia.

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