Momento del funeral, a la llegada del féretro a la iglesia de Saint-Roch de París./ EFE
reposará en Marraquech

Multitudinaria despedida a Yves-Saint Laurent

Sarkozy y Carla Bruni acuden junto a cientos de amigos y personajes de la cultura y la moda al funeral del modisto en la iglesia de Saint-Roch de París

PARÍS Actualizado: Guardar
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El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y su esposa, Carla Bruni, y decenas de amigos de Yves-Saint Laurent han asistido a los funerales del modisto, en la iglesia de Saint-Roch de París, llena hasta rebosar de personalidades del mundo de la moda, la cultura, los negocios y la política. A la iglesia, adornada en blanco con cientos de jazmines y flores de lis, solo se podía entrar con invitación, pero a sus puertas una gran pantalla retransmitía la ceremonia, y, previamente, imágenes de los últimos desfiles del artista.

Más de un millar de personas han querido rendir un último homenaje al genial y precoz prodigio de la moda que fue Yves Saint Laurent, fallecido el pasado domingo a los 71 años de un tumor cerebral. Creador de talento precoz, tímido e hipersensible, discreto y provocador a la vez, Saint Laurent dejó las pasarelas en 2002 con un desfile monumental organizado en el Centro Pompidou.

Una orquesta de cuerdas ha acompañado la despedida, en la que el alcalde de París, Bertrand Delanoe, la esposa del ex presidente francés Jacques Chirac, Bernadette Chirac y modistos de todas las generaciones, desde Jean-Paul Gaultier y Kenzo Takada a Hubert de Givenchy y Valentino, se han dado cita ante el féretro cubierto de amarillo y de pequeños ramilletes de trigo verde. También ha estado John Galliano, quien ocupa desde hace más de diez años en Christian Dior el mismo puesto que precipitase a la gloria internacional a Yves Saint Laurent a los 21 años, en 1957, desde su primera colección.

Reposará en Marraquech

Tras los funerales, durante los que todas las boutiques Saint Laurent del mundo cerraron sus puertas, los restos mortales de este creador nacido en Orán (Argelia) en 1936, serán incinerados. De acuerdo con sus deseos, sus cenizas serán depositadas en los jardines de jardines de Majorelle, en Marraquech, junto a la residencia que con su amigo Pierre Bergé poseía en Marruecos.

Un lugar muy amado por el modisto, al que, según comentaba él mismo, acudía para recuperarse del estrés y de las crisis de pánico que sufría con cada uno de sus desfiles, pese a que siempre eran sistemáticamente aclamados por una asistencia entusiasta.

Allí, en Marruecos, encontrará su reposo eterno este artista que se reconocía miembro de la "magnífica y lamentable familia de los nerviosos" que, según Marcel Proust, "son la sal de la tierra". Lo contaba él mismo, con ocasión de su último desfile, al evocar sus "angustias" e "infiernos" padecidos, la "terrible soledad" y los "falsos amigos que son los tranquilizantes" o "la prisión de la depresión".