Editorial

Fuerzas de paz

El Día de las Fuerzas Armadas se celebró ayer en Zaragoza con el desfile de tropas presidido por Su Majestad el Rey Juan Carlos como acto central, presenciado por un numeroso público. Los Ejércitos de Tierra y del Aire y la Armada han experimentado durantes las tres últimas décadas una profunda transformación, con sus integrantes formando parte de una sociedad que ha sabido reconocerse a sí misma en el marco de convivencia fijado en la Constitución. La jornada de ayer trató de demostrar una vez más la imbricación de las estructuras de defensa con las necesidades de un país de ciudadanos libres que conciben su propia seguridad como parte de un esfuerzo compartido con las demás democracias. Junto a ello, es cada vez más evidente que la sintonía de la sociedad española con sus Fuerzas Armadas viene proyectándose como compromiso solidario hacia aquellos rincones del mundo en los que la gente más necesitada precisa del concurso pacificador y cooperante de nuestros oficiales y soldados. Hoy mismo una dotación de estos se dirigirá a trabajar en el lugar del planeta donde la catástrofe humanitaria ha alcanzado, por su gravedad y persistencia, una mayor dimensión: Chad. Pero tanto la tarea tradicional de defensa como este cambio de paradigma en la función que han de desempeñar las fuerzas armadas de los países más desarrollados serían imposibles de acometer si los ejércitos no se situaran en cuanto a la modernización de sus medios y sistemas de gestión y mando al nivel que demandan la seguridad propia y la ayuda hacia los demás. Una modernización que ha de situar a las Fuerzas Armadas a una altura análoga a la que se encuentra el sistema productivo del país y sus avances tecnológicos y de innovación.

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El jefe de Estado Mayor de la Defensa, general Félix Sanz Roldán, recordaba el pasado viernes que el mantenimiento de nuestras Fuerzas Armadas supone un gasto de un millón de euros a la hora. Sólo una ciudadanía consciente del papel que desempeñan puede asumir un coste tan elevado en una labor cuya relevancia pasa muy a menudo desapercibida ante la opinión pública. Baste señalar que hasta la fecha han sido 95.000 soldados, suboficiales y oficiales españoles los que han formado parte de las misiones internacionales en las que se ha comprometido nuestro país para significar la importancia de su implicación en el logro y mantenimiento del máximo de paz en el mundo.