DE ZORRILLA A LA MAREA

Plataforma en defensa de las cuarentonas ¡Vivan los de 20!

Mañana cumplo 40 años y tengo una depre de caballo. Mis amigas dicen que es la mejor edad, la de la madurez y la sensatez, la del esplendor en todos los sentidos, pero yo me siento fatal. Empecé a entender que pronto pasaría la frontera cuarentona cuando el otro día en el autobús un joven me dijo: «Señora, ¿quiere sentarse?». No sé si me sorprendí más por el gesto educado del chico -en peligro de extinción-, o por la forma en que se dirigió a mí, pero lo cierto es que ya no me dicen «muchacha» ni «niña» por la calle.

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Esta semana lo celebraré con una lambruscoterapia, con mis amigas del cole, esas que no me pueden engañar con la edad. Hay una que se ha hecho una liposucción y quiere vendernos que está así de delgada y esbelta a nuestra edad porque pasa más hambre que el perro de un ciego. Pero aquí todo se sabe. En ciudades pequeñas como Cádiz es imposible guardar un secreto. Por eso las más listas de la clase quieren organizar un viaje a Venezuela, al paraíso de la cirugía estética. Están dispuestas a ponerse culo, tetas, labios y lo que sea con tal de parecer que tienen 20 años y volver a Cádiz como si nada. Pero la edad no perdona, por muchos kilos de euros que le eches al pellejo.

Al final, te encuentras por la calle a la compi de banca que te dice ¿qué te has hecho en la boca? y te deja en evidencia sin cortarse un pelo. Lo mejor es lo natural, como dice mi novio, aunque de vez en cuando se le escape la mirada detrás de un bikini-tanga en movimiento, de esos que se han puesto este año tan de moda. El otro día me probé uno y parecía una coja andando. ¿Qué cosa más incómoda! Está visto que ahí no puedo competir. Pero mis amigas insisten, sobre todo una que ahora -a su edad- ha triunfado como la Coca-Cola con un jovencito de veinte. A esa no le hace falta lifting ni ná, todas las mañanas se levanta radiante y no necesita ni hidratante. Dice que ahora están de moda los de veinte, que buscan experiencia en las cuarentonas. Pero una ya no está para enseñar, nada de nada.

Me conformo con mi chico, a dos pasos de los cincuenta y que trae ya la tarea hecha de casa. En fin, perdonen que les haya aburrido con esta declaración de intenciones a mis cuarenta, pero lo necesitaba. Mañana lo celebraré con mi hija, en una cena privada, para las dos. Entonces me olvidaré de la depre y me daré cuenta que ha merecido la pena llegar a los cuarenta.

Por cierto, hoy cumple años un Géminis como yo, el delegado de Zona Franca, José de Mier. Él se conserva muy bien o, al menos, eso me parece. Tengo la misma imagen de él de cuando lo entrevisté un 24 de diciembre, como alcalde de Chiclana, para un suplemento sobre el Cementerio Mancomunado, hace más de 15 años. A mí me parece que está igual, un poco más rellenito, como yo, pero plenti. Felicidades y que cumplas muchos más.

La importancia de Puerto Real en el 12

José Antonio Barroso está dispuesto a reivindicar la importancia de Puerto Real en la celebración del Bicentenario de Las Cortes de Cádiz, porque dice que su pueblo tuvo un papel fundamental y que incluso en 1808 evitó que los franceses llegasen a Cádiz y la invadieran. Lo que no sé si sabe es que los Reyes de España (sus amiguitos) estarán presentes en los actos del 2012 y que una foto con ellos y el alcalde de Puerto Real no tendría precio.

La historia de su vida. Un libro de Ángel Juan

El viernes coincidí en una cena con Ángel Juan, padre del actual presidente de la Cámara de Comercio y dueño de la empresa Rico. A sus 84 años me sorprendió no sólo su aspecto físico, el de un apuesto octogenario, sino su lucidez y agilidad. Me cuentan que ha escrito un libro para la familia y los amigos que ha titulado La historia de mi vida y que, sin duda, esconde entre sus renglones anécdotas y vivencias de años de trabajo y esfuerzo junto a su mujer, siempre a su lado en los buenos y malos momentos.

Condensar una vida tan intensa en un libro le ha llevado varios meses, en los que ha aprendido a manejar el ordenador portátil que le regalaron sus hijos, como si la nueva tecnología fuese un reto más de los muchos que superó con éxito a lo largo de su juventud. Todo un ejemplo a seguir.

Como las olas del mar

Así anda el arquitecto Pepe Ángel, buscando instantáneas de las olas que llegan a la orilla de las playas gaditanas. Dice que hay decenas de olas distintas y la última que ha incluido en su catálogo, que dará a conocer algún día, es la cervecera, esa espumosa que se pega en los tobillos. Las cosas de Pepe Ángel.

ro96rayo@hotmail.com