Por nosotros

Nuevamente desde el club -y ya he perdido la cuenta- se nos pide, casi se nos obliga, ante la amenaza de señalarnos de anticadistas, de ir hoy todos al fútbol a animar sin parar, pues según dicen «Hoy jugamos todos» aunque cobrar sólo cobran unos pocos, y alguno no se sabe por qué. Cuando si nos basamos en la ley expuesta al principio, lo normal es que no fuera nadie o los pocos que lo hicieran, se desgañitaran a insultar, siendo relativamente poco, dado lo recibido. Pero esto no sucederá, ya que como dije antes, el cadismo es punto y aparte. Y es que, en situaciones similares, en otros lugares, han pasado otras cosas. En el Atlético de Madrid recibieron a huevazos a sus futbolistas, en Barcelona intentaban asaltar el palco, en Zaragoza apedreaban su propio autobús, en Madrid después de ganar dos ligas consecutivas, piden la dimisión del presidente, en Xerez arrinconaron a los futbolistas pidiendo una reacción y en Vigo no les pegaron de milagro. La violencia nunca esta justificada pero ante el desprecio, la reacción no puede ser de cariño. Cada uno da lo que recibe. Y aquí en Cádiz algunos futbolistas encima se enfadan porque un pequeño grupo de aficionados van a pedirles explicaciones ¿¿Qué quieren!! ¿Qué los saquemos a hombros?

Los futbolistas son profesionales, y en su contrato no pone nada sobre tener que querer a los colores con los que juega. Y ellos además nos lo recuerdan cada vez que se presenta la ocasión, por ejemplo lo que está pasando en San Fernando. Pero sin embargo, en el contrato sí se les obliga de alguna manera a tener respeto al que les paga, que en este caso es la afición, pues pienso que algo del dinero que pagamos llega a sus bolsillos. Y si el contratante, sufre, llora, tiene a su equipo como religión y encima trata al contratado, de una manera que no podrán tener quejas, qué menos que ellos respondan con su entrega total. Pues no, ellos no dan lo que reciben. Tengo que decir que en este paquete de insolidarios, no meto a toda la plantilla, pero el que se sienta agraviado, él sabrá por qué.

Bueno, voy a dejarlo, porque me estoy enfadando y alguno no merece ni eso. Hoy pensaba escribir de forma más alegre para intentar alegrar en la medida de lo posible a los amigotes que leen la previa del partido pero ha amanecido un día gris y se me ha nublado la alegría. Me senté pensando en intentar animar con cuatro letras y cuatro tonterías de las mías a todos los eternos sufridores, cuando pensé, ¿y a mí? ¿quién coño me anima? Al hacerme esta pregunta me dí cuenta de una cosa. A nosotros nos animanos nosotros mismos. No nos hace falta nadie. Cuando tu ves la cosa negra y decaes el vecino de grada te da un golpe en la espalda, y te dice ¿¿vámonos arriba Manolo!! Y viceversa. Cuando medio estadio se quiere morir, el otro medio lo devuelve a la vida. Y esto me ha dado un subidón que me he dicho ¿¿Hoy voy al Carranza a animar!! ¿¿Voy a animar a mis compañeros!! Y si los señores futbolistas se animan, mejor para todos.

Hoy nos jugamos la vida y ésa es mejor jugársela con ánimos. El partido es una papeleta de las grandes. El Nàstic nos trae recuerdos negativos. Pero también la confirmación de que nosotros por nosotros mismos podemos ganar un partido. Pues recuerden que en aquella liguilla, ante la presión que ejercíamos el portero de ellos se metió un gol el mismo. ¿¿Gol de los cadistas!! ¿¿Hoy tenemos que volver a marcar!!

Así que he rebuscado la camiseta que llevé en aquella ocasión. Y aunque hoy en día me quede criminal porque he esponjado ¿¿ahí va el tío!! He bajado al bar, y he cogido a Pepe El llorón que lleva dos semanas que no vive haciendo cuentas y más cuentas para salvar a su Cádiz, y después de darle dos achuchones y de invitarlo a dos manzanillas, le he gritado ¿¿Vamonos Pepe con dos cojones!! ¿¿Ese Cadi Oé!! Hoy es el día en que tenemos que demostrar de qué pasta estamos hechos. ¿¿Que ya habrá tiempo para ajustar cuentas!! Hoy nosotros nos jugamos más que nadie, y nos necesitamos unos a otros. El Nàstic viene a jugar contra el Cádiz. Y el Cádiz somos nosotros. Así que, a ganarles. Si a los señores que se visten con nuestra camiseta, si a los señores que pasean nuestro escudo por España, les da hoy por partirse la cara, se les agradecerá eternamente. Pero nosotros, el Cádiz, el de noventa y nueve años, seguro que nos la vamos a partir, hoy lo vamos a volver a hacer. Y única y exclusivamente por quien se lo merece. Por nosotros.