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Diario

Se lo aseguro. No creo haberlo soñado. Lo vi ahí, en pantalla. Y juraría que era TVE. El asunto es que a alguien se le ha ocurrido adornar la cuenta atrás para el festival de Eurovisión con un microespacio denominado Diario del chiki chiki y que consiste en contar las andanzas de Chikilicuatre y su troupe, Ulibarri incluido, ante la gran fiesta de Belgrado. En ese Diario el artista enuncia los sentimientos y aconteceres que llenan su vida hasta la batalla final. Es sencillamente espantoso.

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Hace unos días tuve una charla con un fantástico grupo madrileño que se llama Garaje Jack y que acaba de sacar su segundo disco. Como estos de Garaje Jack -o como El Mentón de Fogarty, que son otros que tal cantan, o como Cristina Llorente- debe de haber en España medio centenar de músicos excelentes, en grupo o en solitario, y en diferentes estilos, a los que sólo les falta un empujón a la palestra pública para que despierten adhesiones masivas.

El razonamiento tópico del individuo ajeno a ese mundo -por ejemplo, un servidor-, es el siguiente: ¿Por qué no presentarse a Eurovisión, que es una forma eficiente de ganar notoriedad? De paso, cavila uno, elevaríamos el nivel artístico de ese festival. Pregunté a los de Garaje Jack que por qué no se habían presentado y me contestaron a coro, sin dudarlo un segundo, que eso habría sido tanto como degradarse. Esa fue la palabra que emplearon: «degradarse».

Seguramente no se les había pasado por la cabeza ni la sombra de la posibilidad de que, precisamente, presentándose ellos, y otros como ellos, el festival podría dejar de ser «degradante». Pero ellos viven de cerca ese mundo, mucho más de cerca que usted y que yo, luego hay que pensar que tienen razón. Y parte de la degradación consiste, sin duda, en esa incorrección impostada -porque es ficticia, por supuesto- del lenguaje, en esa expresión con acento de parodia chicana, en esa imagen como de ninguna parte, en esa escenificación grotesca de lo extravagante y lo incongruente que nos ofrece el Diario del chiki chiki, la mayor y más intensa y más dispendiosa contribución de TVE a la cultura popular. Y aún pretenden que nos relajemos y aplaudamos.