MANTEADO. El técnico del Racing, Marcelino, por los aires. / EFE
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La Liga se instala en la vulgaridad

Marcelino y Emery reivindican al técnico español en el campeonato

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De la pomposa y brillante Liga de las estrellas a un fútbol anodino que dormita a años luz de la Premier. Pese a la regeneración protagonizada por modestos como el Racing o el Almería, dos equipos de autor, o el despegue definitivo del Villarreal, nada que ver el tono vulgar de torneo recién concluido con aquellas electrizantes temporadas como la 99-00, en la que hasta tres equipos españoles peleaban en semifinales de la Champions.

Se pueden buscar diversos síntomas de crisis pero hay tres paradigmáticos: el Madrid se pasea por casa y resulta que en la Champions cae fulminado en octavos de final tras perder los dos partidos con la Roma; Luis Aragonés tiene que echar mano de hasta cinco debutantes para confeccionar la lista de la Eurocopa; y Bojan Krkic, el jugador revelación, el gran descubrimiento a juicio de gran parte de técnicos y especialistas, rechaza ir al Europeo porque con 17 años se encuentra agotado física y mentalmente.

Caos con mayúsculas

El Barça escenifica como ninguno el caos. Disfrutó con el virus galáctico de su enemigo pero fue incapaz de aplicarse el cuento. Laporta se desnorta, Rijkaard pierde definitivamente el control del vestuario en su quinto año y los problemas extradeportivos de Ronaldinho, como ocurrió con Ronaldo en el Madrid, suponen una nefasta influencia para el resto. Messi y Eto'o se vuelven a romper, el camerunés pasa de héroe y villano y, como castigo a tanto dislate, pasillo histórico al campeón en el Bernabéu. Los azulgrana se mostraron más en el escaparate europeo, pero el Manchester les puso en su sitio en semifinales. Fracaso sin paliativos de Henry, y de quienes apostaron por él, y fin precipitado de un ciclo llamado para la gloria. La hora del joven Guardiola. El Valencia, otro disparate. Llamado a luchar por todo, vivió un drama permanente. Le destitución de Quique Sánchez Flores cuando el equipo aún estaba en Champions marcó el curso. Negro paso de Koeman, marginaciones históricas de Albelda -llevó a juicio por despido al club-, Angulo y Cañizares, y camino hacia el abismo. Ni con el título de Copa se calmaron los chés, que respiraron cuando llegó Voro, perdonó a los castigados y se recuperó cierta normalidad. Curiosamente, cuatro victorias en cinco jornadas suponen el mejor final en seis campañas. Y Cañete pudo despedirse desde la portería tras diez años en la elite.

Infierno maño

Y qué decir del Zaragoza, que arrancó con pretensiones de Champions y acabó quemado en el infierno. Entre la mala respuesta de veteranos, las discusiones del vestuario, el ir y venir de entrenadores -Víctor Fernández, Garitano el breve, Irurueta y Villanova- y el escaso compromiso de algunas supuestas estrellas, llegó el descalabro. Ayala debe jurar en hebreo. No llega a debutar siquiera en el Villarreal, se va al Zaragoza y acaba en Segunda.

Aunque el acceso a la UEFA y el notable final de temporada sirven como consuelo, el Sevilla ha sido un alma en pena.

En definitiva, ni siquiera los madridistas están del todo satisfechos con su equipo a pesar de que acaba con el récord de puntos en la Liga de 20.