PAN Y CIRCO

Manchas

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s asombroso cómo en nuestro país tenemos la maldita manía de tocar y, por tanto estropear, todo aquello que deberíamos mimar. Si tanta porquería genera ya el fútbol, no sé porqué algunos se empeñan en manchar los deportes que últimamente tantas alegrías nos dan. Deportes como el baloncesto y el tenis que siempre se han caracterizado por su «clase», en toda la amplia extensión de la palabra. Se da la circunstancia además de que en ambos casos, el origen del conflicto no parte precisamente de la gente que juega, sino de la que manda. Llegados este punto no puedo remediar acordarme de Lopera, cuando le entran sus famosos ataques de celos provocados por las alabanzas, bien a la plantilla, bien al entrenador. Digan lo que digan, uno de los peores defectos del ser humano es la envidia, sobre todo cuando los que te rodean hacen posible portadas históricas. Pongamos el ejemplo de mi madre, a quien el deporte no es que le atraiga mucho. Ella sabe perfectamente quién es Gasol, no sólo porque yo le dé la lata con uno de mis ídolos, sino por las gestas heroicas de nuestros chicos de oro. Conoce a Nadal y es consciente de que el mallorquín no para de ganar torneos gracias al Cola Cao. Ahora bien, le preguntamos por un tal Pedro Muñoz y por Pepe Sáez, y no tiene ni idea, ni ella, ni muchos más. El primero, un pésimo e impresentable presidente de la Federación de tenis, además de un dictador, y el segundo, parece ser que un buen presidente de la Federación de baloncesto, que no se lleva bien con Pepu Hernández. Hace un años bromeaba Sáez con su trayectoria al comentar que fue un mal jugador y un mal entrenador, por lo que teníamos que imaginarnos cómo sería de presidente. Lo único que se les pide es que eviten polémicas, que laven la ropa en casa y que dejen actuar a los que saben de verdad.