VUELTA DE HOJA

La balanza oxidada

Hace tiempo que la espada de la Justicia ni pincha ni corta, o quizá les pinche siempre a los mismos y a los otros, en vez de cortarles, les hace cortes de mangas. Hay quien cree que nuestro sistema judicial ha muerto de aburrimiento en el atasco de los juzgados o como está bostezando no puede hablar. En opinión del señor Fernández Bermejo, el problema está en las estructuras, ya que la justicia está viciada de origen y desde el año 75 del siglo pasado, en el que se produjo el esperadísimo óbito del general de alta graduación, no ha dado tiempo a corregir nada.

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Las balanzas no sólo están orinientas, sino que tienen un sistema desigual de pesos y medidas. Cuando oímos eso de que «todo el peso de la ley» caerá sobre alguien, nos vemos obligados a preguntar si tiene algún colchón amortiguador para hacérselo más llevadero. La gente de la calle, que es la única que me importa ya que soy un transeúnte, se pregunta qué entendemos por justicia en la España actual. No ignoramos lo que se entendía en otras épocas, que era sólo venganza. Ahora equivale a arbitrariedad y dilación. El que fuera combativo y pintoresco alcalde de Jerez, señor Pacheco, acertó con una definición que hizo fortuna: «La Justicia en España es un cachondeo». Lástima que les divierta más que a quienes la burlan.

Han sido declarados prófugos el derecho, la razón y la equidad, pero los ha sustituido el cambalache. El célebre pelagatos Julián Muñoz, trasmutado en alcalde y millonario, ha evitado 49 juicios a cambio de prolongar su estancia en la cárcel durante un año más. Es sólo un ejemplo. Otros han conseguido un trato más favorable con la señora de los ojos vendados. Si se le sugiere que estaría más guapa sin la túnica, se despelota y se quita hasta la venda.