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El madridismo augura años de éxito con un equipo joven

«Tenemos jugadores con talento y calidad; hay base para optar a todo con algún retoque»

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Tras conquistar con el resultadista Capello la Liga en un curso teóricamente de transición, imponerse de cabo a rabo en el primer año de Schuster y, sobre todo, ver desde la distancia el fin de la era fantástica del Barça que lideraba Ronaldinho, el madridismo confía en que sus dos títulos consecutivos supongan sólo el inicio de un ciclo triunfal.

Los repetidos cánticos de «¿¿Laporta, quédate!!» y las irónicas referencias a Eto'o que se escucharon en La Cibeles bien entrada la madrugada del domingo al lunes dejaron patente que el Real Madrid destila satisfacción al comprobar que su proyecto está consolidado y, más aún, el del eterno rival agotado.

Asumen aficionados, técnicos y jugadores que el virus de la galaxia ha contagiado a los fantásticos y que el Barça está en derribo. La situación del máximo rival es tan crítica que hasta Gabi Milito parece haber dado la razón a los doctores del Real Madrid que hace casi cinco años desaconsejaron su fichaje. Existe en la casa blanca plena satisfacción al comprobar que sus deberes están hechos, aunque en la Liga de Campeones y en la Copa del Rey la evaluación fue muy deficiente, y que Deco y Eto'o vieron la quinta amarilla ante el Valencia y se borraron del clásico que albergará el Bernabéu mañana. Dos bajas sintomáticas del cambio, del triunfo del vestuario, del grupo y el equipo sobre las individualidades.

«Que el Barça nos haga pasillo es algo anecdótico. Lo fundamental es que este triunfo significa el inicio de una época triunfal», destacó el canterano Guti en las tripas del Reyno de Navarra. El centrocampista, empleado por Schuster más que ningún por otro técnico, ejercía de portavoz y asumía que algo ha cambiado cuando tanto él como Casillas, Sergio Ramos y Raúl lideran el nuevo Real Madrid. Menos nombre que los Zidane, Beckham o Ronaldinho pero más rendimiento. A falta de excelencia, el presidente del Real Madrid, Ramón Calderón, no dudó en aferrarse al triunfo de Pamplona para destacar los atributos blancos. «Ha sido un triunfo heroico, épico, conseguido en un campo difícil, con un jugador menos y después de remontar cuando nadie lo esperaba», afirmaba el máximo dirigente blanco tras ser bañado en cava. Y el gol del alirón lo marcaba Higuaín, un símbolo del suplente abnegado que asume su condición sin dañar el ambiente y aguarda su oportunidad para mostrarse en el escaparate.

«Tenemos jugadores muy jóvenes, con talento, calidad y compromiso. Hay base para optar a todo con algún retoque», pregona Calderón, exultante.