CALLE PORVERA

Todos son iguales

Nunca me han gustado las mayorías absolutas. Sinceramente, les tengo algo de tirria. Desde que soy consciente de la realidad política que nos rodea cada día estoy más convencida de que los pactos (pese a los problemas que puedan llegar a dar) son la solución para evitar que los que se asientan en el poder se olviden de quienes los han elegido en las urnas.

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Un claro ejemplo de ello fue lo que le ocurrió el ex presidente del Gobierno, José María Aznar. En sus primeros cuatro año de legislatura no lo hizo del todo mal, pero sus últimos años... Su mayor error, de cara a la opinión pública, fue precisamente ignorar la voz del pueblo. Obviar las manifestaciones que le decían una y otra vez que no querían una guerra en Irak o la de los universitarios solicitando que la LOU fuera revisada antes de su aprobación definitiva para que fuera más justa. Aznar fue soberbio y eso le costó a su partido sentarse en la oposición.

A nivel local, las mayorías absolutas también hicieron que Pedro Pacheco se considerara intocable. Hizo y deshizo a su antojo, olvidó a determinados barrios, las zonas rurales fueron prácticamente ignoradas y llegó a controlarlo todo. Pero sus propios votantes se cansaron de él y en dos citas con las urnas (esta última especialmente) le dejaron bien claro que no lo querían más en el sillón de Alcaldía.

Ahora, vuelve a haber mayoría absoluta en Jerez y lamentablemente comienza a notarse y ese es un error. Hay que aceptar las críticas, escucharlas y trabajar para hacer que quienes las lanzan lleguen a dar las gracias porque se ha solventado algún problema. Lo que no se puede hacer es prometer cosas, no cumplirlas e intentar callar a quienes se rebelan. Al final mi abuela tiene razón: todos son iguales.