GOLEADOR. Raúl pugna con Toño por rematar un balón a puerta. / EFE
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El Real Madrid tira de oficio para dejar sentenciado el campeonato

El triunfo en Santander deja a los blancos con diez puntos de ventaja Raúl abrió el marcador e Higuaín lo remató en el tiempo de descuento

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Marcó Higuaín el 0-2 en el último instante y los blancos lo festejaron en la banda del Sardinero a lo grande, sabedores de que la Liga ya es suya. Tanta es su ventaja que podrían incluso coronarse la semana próxima, con cuatro jornadas de antelación. Ganaron por oficio, por seguridad atrás, porque el Racing estuvo romo y porque Raúl, otra vez el 7, les situó pronto en el buen camino con su decimoséptimo gol.

Jugando por momentos al ralentí, el Madrid aprovechó el enésimo fallo del Barça y dejó con un palmo de narices a un conjunto montañés que sigue en las puertas de la Champions porque, sencillamente, no puede ante los grandes. Tiene orden, equilibrio, buen fútbol pero, como a casi todos los humildes, les falta pegada. Pero debe de ser paciente porque está sólo a un punto de un Atlético que tiene pinta de seguir regalando.

Como Marcelino no quería un partido de ida y vuelta y Schuster confesó la víspera que el empate podía servirle, Racing y Real Madrid salieron más predispuestos a no regalar espacios que a encontrarlos. Ambos preferían que fuera el rival el que aceptara una ligera iniciativa para poder desplegarse al contragolpe.

Raúl no falla

Como tantas veces, empero, ocurrió que un gol en el primer cuarto de hora rompió el guión. Fue una acción aislada en la que Robinho centró sin oposición y el pillo Raúl metió la punterita derecha lo justo para engañar a Toño.

El caso es que su diana obligó a los montañeses a venirse arriba, a buscar a un Madrid con una peligrosa tendencia conservadora. Por dominio y ocasiones, el Racing no mereció irse al descanso en desventaja. Más bien al contrario. Iker tuvo que sacar un pie de balonmano a disparo cruzado de Tchité con marchamo de gol, y vio como un cabezazo franco de César Navas pasaba cerca de su palo.

En la reanudación, el Racing quiso siempre pero nunca pudo y el Madrid vivió feliz. Cuando recuperaban el balón, los blancos trataban de tocar al ralentí para darle pausa al partido. Pensaban que cuando los norteños acusaran el esfuerzo y tuvieran que abrirse a la desesperada, llegarían las oportunidades para sentenciar.

Y pensaban bien los de Schuster porque tanto Robinho como Sneijder, tras las dudas de Toño, lanzaron al limbo dos ocasiones pintiparadas. Y luego Muñiz anuló un gol al recién entrado Higuaín por una falta previa de Raúl, que no quería pero al caerse tocó al portero dentro del área chica, donde es intocable. Al borde de la conclusión, el delantero argentino dictó sentencia y desató la euforia visitante.