Mauricio Gil, editor literario de EH Editores, en el centro / M. GÓMEZ
Cultura

La Facultad de Filosofía y Letras rinde homenaje a Eloy García Rube

«Una figura que ha dejado huella». En la mente de los que ayer se encontraban en el Aula Magna de Filosofía y Letras de la Universidad de Cádiz rondaba la misma idea. Eloy Gómez Rube recibió ayer un homenaje en la facultad donde no sólo trabajó como conserje. El decano de Filosofía y Letras, Manuel Arcila, confesó ayer ante el público asistente y familiares de Gómez Rube que guarda recuerdos «muy bonitos» de un «personaje muy querido».

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Las anécdotas y experiencias compartidas con el escritor fallecido hace cinco meses centraron el acto de homenaje a un «genuino representante de la movida contracultural gaditana e incansable viajero por el espacio». Para Gonzalo Butrón, director del Servicio de Publicaciones de la UCA, fue «una de las pocas personas dignas que nos quedaban». «Tenía una gran habilidad para marinearse por la vida», destacó Joaquín Bustamante, profesor de Árabe.

«Mi oyente y hablante ideal». Antonia Guzmán quiso recuperar aquellos momentos en los que Gómez Rube asistió como oyente a sus clases. Gúzman guarda en su memoria la vez que lo vio, al igual que hacía Fernando Quiñones, limpiando de plásticos La Caleta.

Pedro Cervera, técnico del Servicio de Publicaciones, y otro amigo recordó la vez que fueron a Castellón a recoger naranjas. «Eloy la lió tras yo marcharme. Él movilizó a los trabajadores para luchar por mejorar la situación en la que se encontraban». Incluso, apuntó, la revista Interview lo entrevistó por lo ocurrido. De su trabajo en la conserjería de la Facultad de Filosofía y Letras, habló Joaquín Lazo, coordinador de Servicios. «Era el único capaz de no recordar jamás el número del decanato y, sin embargo, conocía el nombre del último alumno matriculado». Ana Sofía Pérez Bustamante cerró la intervenciones y destacó la experiencia vital de Gómez Rube, «una vida secreta con la que se podría escribir la mejor de las novelas».

El acto finalizó de la mejor manera que se puede poner fin al homenaje de un escritor, con la lectura de una de sus obras. En este caso fue una interpretación de un sainete recogido en La trilogía: Sperpento Gaditano de las Vidas Standars publicado por EH Editores, cuyo editor literario, Mauricio Gil, también destacó la amistad literaria que le unía a Gómez Rube.

imruiz@lavozdigital.es